Capítulo 22

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Álvaro

Fue una semana dura, trabajé desde casa y me quedé con ella en todo el proceso de la denuncia, la policía nos tomó declaración y Mauro logro los videos de la librería, vi como ese hijo de puta la golpeó, como ella se defendió y el terror en sus ojos.

Revisamos las fotos que tomo, pero no había nada en las bases de datos, era un callejón sin salida.

La rutina que hice durante años, el muro que cree para que nadie se acerque comenzaba a temblar, buscamos comodidad, un lugar seguro donde ser nosotros y que nadie pueda mover nada de lo que consideramos nuestro, pero hoy no estaba seguro de nada.

Miré por la ventana y mi prometida estaba sentada en el pasto con el perro babeándola por toda la cara, por un lado, me sentía tranquilo con ella bien, a salvo y en casa, por el otro me generaba preocupación sentirla mía, atarme a algo más.

Volví a concentrarme en el nuevo diseño de la etiqueta del gin, debía ser única y algo estaba mal pero no entendía que podía ser.

- Álvaro estas aquí?

- Si pasa, ¿Cómo te sientes?

- Bien, se puede saber en que trabajas

Entro a oficina y sentí su perfume a jazmín desde el otro lado, ella podía iluminar un puto cielo si quisiera, su cuerpo se acercaba cada vez más y sé que mis ojos estaban en sus labios, se están moviendo y no puedo llegar a escuchar que dicen.

- Me estas escuchando

- No lo siento, ¿qué dices?

- ¿En que trabajas?

- Ah claro, trabajo, es una nueva campaña estamos haciendo las etiquetas para el producto del Gin Ice y no estoy convencido, algo falta.

- ¿Puedo verlo?

Le di los bocetos y roce su mano, siento que la piel me quema, su perfume inundo mi cuerpo, sentía que estaba sobre mí y tuve que alejarme para que no sintiera mis cambios, últimamente no sé qué me está sucediendo, pose mi mirada en el patio, los árboles, las flores ella en mi escritorio, ella sobre mi escritorio, oh por dios.

- Mira que te parece si la letra la haces así además debería tener un iceberg, esa es la idea ese es su nombre.

Mi cabeza volvió en sí y comencé a acercarme para entender su idea veía como sus manos tan suaves y delicadas dibujaban sobre el boceto y cambiaban todo, dibujo un iceberg cambio las letras y puso una frase, hasta el fin del mundo.

- ¿Qué te parece?

- Creo que es perfecto, Ámbar ¿Cómo lo haces?

- Arte supongo, intento pensar que me imagino cuando digo el nombre y pensé en hielo frio, el fin del mundo, a ti

- A mí, ¿me consideras un iceberg?

- No, no te agrandes solo eres un pequeño cubo de hielo, eso sí muy frio.

Debería ofenderme, pero su comentario y la forma en que corrió su pelo dejando al descubierto de lado derecho de su cuello solo me hizo reír y querer probarlo, pero me contuve, no puedo cometer errores, no ahora.

- Creo que es perfecto, ¿tienes todo listo para el viaje de mañana?

- Si por supuesto y repase todo lo que me dijiste, vamos a estar bien, aunque tengo una duda. ¿Dormimos juntos? Ósea lo que quiero decir en el mismo dormitorio

- Eh, si creo que, si no lo pensé, pero me imagino que dan por sentado que somos una pareja casi casada.

- Claro, si pareja, guau que fuerte suena eso, bueno voy a cenar algo te dejo trabajar.

No sé qué me perdí en esa conversación, el cumpleaños de mi tío se acercaba y sabía que toda la competición iba a ganarla somos la mejor pareja. Este es mi año.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora