Capitulo 21

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Ámbar

- Despierta, Ámbar por favor que sucedió.

Me duele el cuerpo y la cara, el primer golpe fue en las costillas, el segundo en la cara y por suerte no hubo un tercero no lo deje. Pude salir, estoy bien, respira, estoy bien.

Abrí los ojos y vi un asustado y muy preocupado hombre de hielo, quise sonreír, pero dolía mucho mi lado izquierdo, quizás si tiene corazón el maldito.

- Ámbar, oh por dios llamo a la ambulancia

- No, no llames a nadie

- ¿Qué sucedió?

- Me quisieron robar

- Robar, ¿Donde? ¿Por qué estas así de golpeada? ¿Te tocaron? ¿Qué te hicieron?

- Álvaro espera, has silencio necesito ordenar lo que sucedió.

- Está bien vamos a bañarte y luego más vale que me expliques todo lo que pasó.

Me senté en una silla mientras Álvaro preparaba el agua, con toda la delicadeza saco mi ropa, sacó mi blusa y repaso lo rojo de mis heridas, desabrochó mi sostén y su mirada bajo a mis pechos, creo que es la primera vez que me ve desnuda, me tape con mis brazos y sentí como se tensó, se dio vuelta cerro el agua de la bañadera, volvió y saco mi pantalón junto con mi ropa interior, sus manos pasaron por mis piernas de una forma tan delicada, quería decirle que no me iba a romper que ya no era de cristal, pero vi su mirada y sentí ¿preocupación? Quizás le importo, no lo sé.

Me ayudo a entrar a la bañadera comenzó a lavar la sangre, era bastante, me golpeo duro, el maldito.

Cerré los ojos y comencé a procesar todo, cuando salí de la librería un hombre me agarro y me llevo al callejón, me tomó distraída y golpeo primero mis costillas y luego mi cara, el sabor metálico de la sangre en mi boca me despertó, no lo deje hacer más tomé su mano y lo pateé en la entrepierna luego fui a su cara y después use el gas pimienta, como pude llegue a la casa solo pude sacarle unas pocas fotos, pero estoy segura que nunca lo había visto.

Él no se llevó nada, no pregunto nada, ¿Qué quería?

- Dime si el agua está muy caliente, duele que pase así mis dedos por tu pelo.

Negué con la cabeza, en este momento las palabras sobran, abrí mis ojos y ahí estaba él, con una mirada de pánico y sensual a la vez, como existen hombres así.

- Ámbar ¿Qué sucedió?

- No lo sé, terminé de comprar en la librería en la calle Peral fui a buscar unas novelas y libros sobre boda, que había encargado y al salir un hombre me intercepto y me golpeo, pude defenderme y me fui.

- Ámbar porque no le entregaste todo, mira cómo te lastimo.

- Él no me pidió nada, yo no entiendo que sucedió.

Sus manos comenzaron a pasarse por debajo de mis pechos y me dolió, comenzó más suave y aunque no debería pensé en lo sensual que era la situación un hombre hermoso bañándome de lo más delicado y yo entregada a él, cerré los ojos y comencé a sentir como sus manos pasaban por mi cuerpo.

- Álvaro, ¿Qué es el amor?

Escuche su risa irónica, la conocía la usaba cuando cerraba negocios y sabía que ganaba a costa de otro.

- El amor, no lo sé

- Esto se parece bastante

- No, es solo un amigo preocupado Ámbar y este amigo va a llamar a la policía.

Baje y lo escuche hablar por teléfono con alguien, me quede en la puerta de la cocina.

- Quiero que investigues, alguien le quiso hacer daño y creo que es por mí. Quizás fue él ha estado boicoteando todo lo que hago.

- Está bien, pero promete que lo investigaras como prioridad. Adiós

- ¿Con quién hablabas?

- Con un amigo que va a investigar que sucede, ven hice una tortilla siéntate a comer y tomate esto para el dolor. Deberías descansar todo lo posible

- Estoy bien, he estado peor

- ¿Peor? De que hablas.

- Nada, en el boxeo me han golpeado peor no pasa nada

No me creyó, pero está bien quizás en mejor así que sepa que no soy perfecta y mucho menos una princesa.

Mi madre decía que el dolor nos marca y nos enseña, decía que los momentos felices era maravillosos, pero eran eso, momentos, en cambio el dolor nos transformaba, entraba en nuestro ser y se desparramaba como un virus y podía llegar profundo que nos dejaba una huella tan grande en el alma y hasta que nos podía llegar a convertir en otra persona.

Esto es solo dolor físico, en unos días va a curarse, pero el alma no se cura, ese es el dolor que no quiero volver a sentir nunca más.

 - Te tengo una sorpresa quise pedirte disculpas por todo lo que te he hecho y pensé que esto te haría feliz.

- ¿De qué hablas?

Lo vi salir de la cocina e ir al garaje y traer a mi pequeño demonio con él, me quedé sin palabras y sentí como mis ojos comenzaban a humedecerse y mi visión se volvía más nublada. Lo tomé en brazos y sentí su lengua por toda mi cara, lloré.

Uno nunca llora por lo que llora, dicen que uno llora por todas las cosas que nunca lloró y así comenzó mi catarata emocional.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora