Chapter 28

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Taylor

Al oír los fuertes ronquidos y probablemente despertar por quinta vez no podía soportarlo más.

Los ronquidos de Hirato habían ido empeorando a lo largo de la mañana y yo había sido capaz de volver a dormirme cada vez que me despertaba, pero esta vez lo había conseguido. Toda la casa estaba prácticamente temblando por los fuertes ronquidos.

Gimiendo me senté en el sofá y me estiré. Un pequeño gemido salió de mis labios al sentir como me dolía la espalda al dormir en este sofá. Parecía muy cómodo pero no lo estaba de ninguna manera dormir en él.

Me levanté de mi cama preliminar y salí a la terraza donde Mellie estaba sentada con una taza de café en la mano.

—Buenos días —bostecé mientras ella levantaba la cabeza y se reía de mí.

—Buenos días, ¿Era cómodo el sofá? —Preguntó mientras me servía una taza de café y apuraba el cálido líquido negro mientras me sentaba a su lado.

—Para nada. Empiezo a tener simpatía por Hirato durmiendo en él los últimos días —dije frunciendo el ceño.

—Deberías ofrecerle tu cama cuando tu padre se vaya —se rió mientras yo ponía los ojos en blanco y me sentaba al estilo indio con las piernas cruzadas.

—Debería echarlo a patadas —me reí. Estiré el brazo para dejar la taza de café sobre la mesa y siseé al sentir que me escocía la espalda.

—En serio, ¿Por qué has dormido en el sofá? ¿Por qué no te quedaste con Tom como deberías? —cuestionó Mellie.

—Porque mi padre aún no lo sabe —murmuré irritada y volví a recostarme.

—Eso no debería detenerte —se rió entre dientes.

—Sólo quiero decírselo primero antes de que me encuentre en la cama de Tom —dije y me uní a sus risitas.

—Bueno, a mí no me gusta estar lejos de Bill en ningún momento —dijo con una sonrisa de satisfacción en su cara mientras yo ponía los ojos en blanco.

—Bueno ustedes dos están prácticamente unidos por la cadera así que eso no cuenta —repliqué y bebí de mi café.

—Celosa —susurró, poniendo una sonrisa en mi cara.

—Buenos días, señoritas —anunció mi padre al aparecer en la terraza, completamente vestido con una camisa y unos pantalones negros.

—Buenos días papá, hay café —dije y señalé la mesa. Se acercó directamente a la cafetera y se sirvió una taza.

—¿Has dormido bien? —preguntó Mellie y me envió una pequeña sonrisa.

—Sí, estas camas son verdaderamente paradisíacas —dijo.

—Y que lo digas, los sofás son tan dolorosos comparados con las camas —fruncí el ceño.

—Oh claro, siento haberte echado de tu habitación cariño —se disculpó mientras yo le hacía un gesto con la mano.

—No, claro que no, no lo haría de otra manera —sonreí. Me lanzó una mirada de agradecimiento.

—Bueno Rick, si necesitas algo, no dudes en pedírmelo —dijo Mellie servicialmente mientras él se reía entre dientes.

—No puedo creer lo atentas que son —dijo mientras Mellie y yo compartíamos una mirada de orgullo.

—Siempre piensan en los demás... —dijo Tom mientras salía de la casa con una sonrisa socarrona en la cara. Rick y Mellie rieron suavemente mientras yo me sentía brillar al ver aparecer a Tom. Como era de mañana solo se había puesto un par de jeans lavados claros y una camiseta verde pero aunque era un atuendo sencillo podía fácilmente llevarlo a ser sexy.

Hunted by the mafia, memories and secrets in Rome / Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora