Chapter 32

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Taylor

De pie junto a la piscina, me uní a Mellie en un breve curso de yoga. Incluso teníamos esa especie de colchonetas blandas sobre las que te ponías de pie. Intentar copiar lo que hacía Mellie, que tenía mucha experiencia en movimientos y posturas de yoga, era más difícil de lo que pensaba. Inhalaba y exhalaba tan rápido entre sus movimientos que empezaba a marearme cuando la imitaba.

—Y exhala, ponte en posición de perro —dijo una vez más y se puso de puntillas con los dedos en la colchoneta, empujando su espalda en el aire en una especie de forma de A. Hice lo que me dijo y me estiré, sintiendo que me dolían las muñecas de tanto doblarlas.

—Uff esto es demasiado —gemí y me derrumbé en el suelo, tumbándome de espaldas y sacudiendo las muñecas para aliviar un poco la presión.

—¡Vamos Taylor, no me abandones ahora! —gimoteó Mellie mientras yo la miraba de plano.

—No soy lo suficientemente elástica para hacer todo eso y respirar al mismo tiempo —murmuré mientras ella se reía y se ponía en otra posición extraña.

—Hace falta práctica, ¿Sabes? —Inhaló y exhaló profundamente.

—¡Sí, te entiendo! —dije y me senté en mi trasero mientras me apoyaba en los codos.

Mientras Mellie hacía el último de sus ejercicios, me senté a su lado y disfruté del sol. Era tan bueno sentir el calor contra mi cara, la luz del sol dándome algo de energía.

—¿Ya han terminado de estirarse? —Hirato
preguntó al doblar la esquina. Le dediqué una sonrisa pícara mientras tomaba asiento en la hierba a mi lado.

—Aún no, Mellie todavía está haciendo... eso —dije y la miré con cara rara por la posición en la que estaba sentada, con las piernas engarfiadas de una forma extraña. Miré a Hirato que tenía la misma cara que yo.

—Deja de mirarme como si fuera un pez con patas —frunció el ceño y nos fulminó con la mirada mientras tanto Hirato como yo desviábamos la mirada hacía otro lado.

—Ojalá yo fuera tan flexible —dijo Hirato y se tumbó con la espalda en la hierba.

—Sí, tú y yo amigo —me reí entre dientes.

—¿Estás triste porque Gustav y Georg se van? —Preguntó y me miró mientras colocaba sus brazos detrás de su cabeza. Crucé las piernas y me pasé los dedos por el pelo.

—Sí, los echaré mucho de menos —suspiré mientras me daba unas palmaditas en la espalda.

—No te preocupes, los verás muy pronto —dijo Mellie mientras los tres girábamos la cabeza hacia Gustav y Georg que doblaban la esquina.

—¡Hablando del diablo! —Hirato se rió mientras sonreían.

—¿No te vas ya? —grité y me levanté de mi esterilla de yoga.

—Desgraciadamente, sí —dijo Gustav con voz de disculpa mientras inclinaba la cabeza. Los dos se acercaron a nosotros mientras Hirato y Mellie se levantaban también. Envolví mis brazos alrededor de Gustav quien me dio un fuerte abrazo.

—Cuídate Taylor, hablaremos en cuanto aterricemos —me murmuró al oído mientras yo asentía. Le di un beso en la mejilla, me sonrió y se apartó cuando Georg me rodeó la cintura con sus brazos y me levantó. Me reí de él y hundí la cabeza en su hombro.

—Georg, me has decepcionado —bromeé mientras él se reía.

—Lo siento, sabes que me encanta abrazarte —dijo y me dedicó una sonrisa tímida. Mientras me dejaba caer de nuevo al suelo, puse mi mano en su mejilla y le di un beso en la otra.

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2023 ⏰

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Hunted by the mafia, memories and secrets in Rome / Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora