Chapter 3

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Taylor

Cuanto más nos acercábamos a la casa, más
nerviosa y ansiosa me ponía. Iba a verlo de nuevo. Después de casi dos años iba a ver a Tom de nuevo.

—Taylor, ¿Eso es todo lo que has traído? —Preguntó Mellie, sacándome de mis pensamientos que estaban obstruyendo mi mente.

—¿Eh? —pregunté mientras giraba la cabeza de la ventana y la miraba. Ella frunció el ceño.

—¿Es la bolsa todo lo que has traído aquí? —Volvió a preguntar mientras yo asentía con la cabeza.

—Sí, supongo que no necesitaba mucha ropa de todas formas —dije y me encogí un poco de hombros mientras Bill daba un fuerte giro.

—¡Estamos aquí! —Él animó mientras yo miraba hacia adelante, viendo una enorme villa frente a mí, rodeada de un pequeño jardín verde con flores de colores brillantes. La villa era muy italiana. Blanca, grande y tenía un aire muy rústico.

—Vaya, ¿Viven ahí? —Murmuré en voz baja, Mellie y Bill asintieron con la cabeza.
Bill se detuvo junto a otros dos coches y
aparcó mientras los tres salíamos del auto.

Me colgué la mochila al hombro mientras Bill me mostró el camino. Mellie y yo caminamos detrás de él mientras le seguíamos por la pequeña escalera hasta la puerta principal, que abrió con una vieja llave. La giró y entramos todos.

El vestíbulo de entrada no era tan grande como pensé que sería, pero parecía que toda la casa estaba decorada en un estilo italiano muy clásico, con mucha madera rústica y la sensación de ciudad antigua. Continué siguiendo a Bill mientras dirigía sus pasos desde el vestíbulo a una gran sala llena de sofás y un gran televisor de plasma.

A la derecha había una larga escalera, pero Bill se limitó a pasar con pasos severos mientras cruzábamos la sala y salíamos a una especie de balcón, barra, terraza.

Se me iluminó la cara al ver a Georg y Gustav sentados charlando y bebiendo una cerveza fría cada uno.

—¡Chicos, ha llegado! —Bill dijo y se sentó
en una de las sillas junto a ellos. Giraron la cabeza y me miraron con grandes sonrisas y ojos saltones mientras yo corría hacia Gustav, que era el que estaba más cerca, y le abrazaba tan fuerte que casi creí que le hacía daño.

—Taylor, me alegro tanto de verte —dijo Gustav mientras enterraba su cabeza en mi cuello con una risita.

—Gustav —murmuré mientras le daba un beso en la mejilla cuando me soltó.

Un poco avergonzado, se corrigió las gafas antes de dedicarme una sonrisa y volver a sentarse. Ni siquiera tuve tiempo de mirar hacia Georg hasta que me tomó por la cintura, apretándome contra su pecho.

—¡TAYLOR MI CHERRY POP TE HE ECHADO DE MENOS! —Gritó, sacudiéndome un poco de un lado a otro mientras yo me reía y le echaba los brazos al cuello.

—¡YO TAMBIÉN TE HE ECHADO DE MENOS, MI LOCO GEORG! —Grité de vuelta mientras todos los demás se reían divertidos. Él aflojó un poco su agarre a mi alrededor para poder mirarme a la cara. Le devolví la sonrisa más que feliz mientras me daba un beso en ambas mejillas.

—No es justo que hayas estado fuera tanto tiempo —frunció el ceño mientras yo ponía los ojos en blanco.

—Bueno, ¿Por qué no me visitaste? —pregunté mientras miraba un poco hacia Bill antes de negar con la cabeza.

—Lo siento, pero pensaba hacerlo —dijo mientras me dejaba caer al suelo de nuevo.
dijo mientras me dejaba caer al suelo de nuevo.

—Está bien, te he echado mucho de menos —dije con una suave sonrisa mientras él asentía y todos nos sentamos junto a la mesita, llena de paquetes de cigarrillos, barajas de cartas, botellas de agua y un gran frutero lleno de fruta de colores brillantes.

Hunted by the mafia, memories and secrets in Rome / Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora