Hunted by the mafia, memories and secrets in Rome / Tom Kaulitz

Chapter 26

Taylor

El resto de la tarde se alargó ya que todo el mundo estaba ocupado haciendo cosas por
por su cuenta.

Me puse en contacto con mi escuela y le dije que mis vacaciones se habían alargado, pero que no pasaba nada porque de todas formas se trataba de un montón de tareas personales. Sintiendo un gran alivio me alegré de mi llamada y me di cuenta de que debía llamar a mi padre para ver cómo estaba.

—¿Hola?

—¡Papá! —Llamé alegremente.

—Taylor. ¿Cómo estás? ¿Estás bien? —Respondió con voz alegre pero aún recubierta de preocupación, mientras yo sonreía y me sentaba en la cama de la habitación de invitados mientras cruzaba las piernas.

—Estoy bien. Todo el mundo lo está de hecho —dije con un con un suspiro de satisfacción.

—Qué bien. Temía que me llamaras para decirme que había pasado algo —dijo y sonó como si estuviera aliviado.

—Por supuesto que no, así que ¿Dónde estás? —pregunté y empecé a juguetear un poco con un bolígrafo.

—Estoy visitando a un viejo amigo en Dinamarca. Hacía mucho tiempo que no lo veía y me ofreció quedarme con su familia durante un tiempo —dijo, y me alegré por mi padre.

Él había estado bajo mucho estrés y presión debido a Anthony por lo que era agradable
escuchar que podía disfrutar con algunos
buenos amigos.

—Suena bien —sonreí y tomé un cuaderno que estaba cerca. Puse el bolígrafo sobre el papel y empecé a trazar líneas.

—Pues sí. ¿Cómo está la situación en Roma? —preguntó preocupado.

—Papá no hay nada de qué preocuparse.
Anthony... ya no es un problema —dije
vacilante. No estaba segura de si estaba bien hablar de que habían matado a Anthony hacía unas noches.

—¿En serio?

—Sí, así que no te preocupes por eso, Tom y los otros se han encargado de ello —dije y miré mi dibujo.

—Tom —resopló e hice una pausa.

—¿Qué quieres decir? —Fruncí el ceño mientras suspiraba profundamente.

—Nada, es solo que, Tom me dijo algo el día que tú y él me visitaron en mi oficina —murmuró mientras mi interés aumentaba.

—¿Qué te dijo? —pregunté.

—No importa. ¿Cómo está Blake? —replicó mientras yo gemía.

—Papá, no tengo ganas de hablar de eso ahora —murmuré y mi mente volvió a Blake.

Todos los dulces recuerdos que había compartido con con él. Las noches que habíamos paseado por los Campos Elíseos con un helado riéndonos a carcajadas, los cafés en los que habíamos estado por la mañana para nuestro desayuno regular French, la forma en que siempre pasaba las noches en mi pequeño apartamento en lugar de en el suyo enorme, sólo para estar unas horas más conmigo.

Era doloroso saber que le había hecho daño y me dolía darme cuenta de que todas esas cosas eran un recuerdo a partir de ahora.

—Taylor ¿Estás bien? —Mi padre preguntó mientras yo me limpiaba un poco los ojos.

—Sí, estoy bien, sólo un poco cansada —le contesté rápidamente mientras oía un resoplido.

—Sí claro, se nota que estás enfadada —dijo
suavemente en su tono paternal. No se sentía bien decirle que Blake y yo habíamos roto, todavía necesitaba procesarlo.