~you~ •ishigami Senku•

XIII

Pov _____.

Me asome para ver si Hyoga ya se había dormido, y efectivamente este tenía los ojos cerrados, aunque creo que siempre los mantiene cerrados pero no importa, mi instinto me dice que esta dormido.

Saque algo afilado qué había escondido entre mis pechos y empeze a frotarlo contra las rejas, poco a poco estas se iban desgastando hasta que logre romper una.

Como pude logre salir por ese hueco.

Justo cuando iba a darme la vuelta a ver si este seguía dormido sentí algo afilado por mi garganta.

—¿Qué crees que haces? —pregunto este haciendo un poco de presión en la lanza.

—Qué te importa.

—Vamos, entra de nuevo. —dijo moviendo su cabeza hacia la celda.

Cuando intente moverme este hizo más presión.

—antes de que logres dar un paso ya te habré cortado la garganta. Así que ahora, ve adentro.

—tks. —levante mis manos en señal de rendimiento y comencé a caminar hacia la celda, cuando este bajo un poco la lanza aproveche el momento y me di la vuelta para darle una patada a este, Hyoga reacciono rápido y se agacho.



Enseguida salte lejos hasta quedar a unos metros de este.

—Veo que sabes pelear, aunque tsukasa ya me lo había mencionado. Me sorprendes. —este corrió hacia mi apuntandome con la lanza.

Yo corri hacia este y cuando justo iba a darme con la lanza me agache y pase entre sus piernas, cuando Hyoga se iba a dar la vuelta gire sobre mi eje y le di en el estómago con mi pie, este movió un poco las cejas pero se reincorporo rápidamente.

Cuando iba a darle otro golpe una flecha paso al lado de mi, rozandome la mejilla.

—no te muevas. —era ese mismo chico de amarillo, Ukyo.

—al parecer me atraparon. —dije levantando las manos.

—Ukyo, no te confíes. —musito Hyoga apuntandome con la lanza.

Iba a intentar correr y hacer polvo pero Ukyo se acercó más.

—de acuerdo, ya voy. —entre a la celda y estos se acercaron a arreglar lo que rompí.

—dámelo. —dijo Hyoga.

Ukyo y yo lo miramos confundidos.

—¿El que? —respondí.

—Si pudiste romper esto es señal de que tienes algo afilado, así que entrégame eso ahora o yo lo buscaré en cada rincón de tu cuerpo.

—Pero si yo no tengo nada, eso lo rompí con mis dientes. —dije cruzandome de brazos.

—de acuerdo, lo buscaré yo. —este entro en la celda y me miro de arriba a abajo, segundos después iba a llevar sus manos hasta mis pechos si no fuera porque le di una cachetada y enseguida me tape.

—¡Eres un... Pervertido!

—No seas idiota. Te dije que si no me lo dabas tu lo iba a buscar yo, ¿y sabes cual es el mejor escondite qué elije una mujer para esconder algo? Sus pechos. —dijo.

Vaya, no encuentro fallas en su lógica.

—P-pero ya te dije que yo no tengo nada. —dije señalandolo.

—Si dices la verdad muéstrame tus pechos.

—...

—...