Cap 28

517 75 9
                                    


La sangre corría por las rocas en las que alguna vez se sentaban los carrochos a apreciar los terrenos de su manada. La vegetación que germinaba del suelo se hallaba aplastada y en muchos casos triturada, la tierra bajo sus pies estaba absorviendo el resultado de tan desagradable conflicto. Los cuerpos de aquellos hombres que una vez juraron morir por los suyos se encontraban tendidos de tal forma que convertian aquella vista en un horroroso recuerdo para los que la observaban.

Los soldados caídos de ambos bandos  eran en definitiva un panorama no agradable a la vista, habían partes de cuerpos regadas como rocío en la mañana, entrañas todavía calientes al tacto por el poco tiempo que llevan fuera del cuerpo, glóbulos oculares en los cuales si prestabas atención tendrías la oportunidad de ver lo que sus ojos captaron por última vez. El aire olía a muerte y odio. Los clanes en batalla no se detenían, no importaba el cansancio ni las heridas, muchos de ellos aún seguían de pie incluso faltandoles miembros  o extremidades, no dejaban de enseñar los dientes. Sus ropas estaban rasgadas, sus músculos tensos de la adrenalina, su piel bañada tanto de sudor como de los restos de otros que se encontraban esparcidos encima de ellos, las heridas que tenían iban ha hacer solo una pequeña parte de lo que aconteció ese fatídico día. El campo que una vez era solo una hermosa extensión de tierra en la cual la naturaleza era la mayor atracción en ese momento solo era el resultado del dolor acumulado y de la desesperación.

La manada Zor-El era imparable, es cierto que se encontraban en desventajas numérica pero eso no era razón para rendirse. El resto de la manada que no podía luchar ya sean niños, ancianos, discapacitados y mujeres con criaturas muy pequeñas eran bien resguardadas por los soldados que habían delagado para ese importante trabajo. Uno de ellos se sintió indignidado por dejarlo atrás y tener que cuidar a los demás, él sentía que su lugar estaba en el campo de batalla, pero en ese momento llegó su superior al mando y lo puso en su lugar.

- ¿Qué pasa soldado? – preguntó el superior no entendiendo la aptitud del soldado bajo su mando.

- Señor es que… creo que podría ser de mayor utilidad en el campo de batalla, estar aquí me tiene ansioso y yo… -

- Silencio… ¿Crees que serías de mayor utilidad haya afuera he?… ustedes los jovenes solo ven la gloria en la guerra y la realización en la muerte del enemigo, pero no es así, aunque lo creas o no, te dieron la responsabilidad más grande del mundo y la más importante, ¿Quiénes son a los que protegemos? –

- Señor… -

- ¿Quiénes? –

- A las mujeres y niños señor, además de los ancianos y los discapacitados –

- Exacto… ¿Qué no lo vez?... protegemos el pasado y el futuro, cada pequeña criatura merece una oportunidad para vivir y tú se la estás brindando, estamos aquí no para cuidar de los débiles si no para cuidar del futuro, así que si lo vuelvo a escuchar quejándose se irá al frente y sabrá que lo único que sobrevive allí es la pena y la miseria, ¿Ha quedado claro? –

- Si señor –

- No lo escuché –

- ¡SÍ SEÑOR! –

- Bien –

En un momento Zor-El se encuentra con su viejo amigo, ambos cansados y sudoros pero firmes frente al otro.

- Zor-El… viejo amigo… que bueno verte… no sabes cuánto esperé este momento – habló Edge con una para nada agradable sonrisa en el rostro.

- Morgan… detén esto… sabes que no vas a ganar –

- Ni muerto – en ese momento el hombre giró la acbeza para observar a Kara que luchaba ferozmente, no había soldado enemigo que la tocara, era una masacre.

- Veo que tu retoño ya no está tan pequeño, me alegra por ti, así sufrirás más cuando la mate –

- Sobre mi cadaver –

- Como tú quieras –

La batalla inciada por ambos alfas fue enérgica y muy violenta, sus armas ya estaban en su mayoría cubiertas de sangre, y sus ropajes casi totalmente destruidos, ambos lanzaban sus mejores ataques y empleaban sus técnicas infalibles para no perder pero todo se resumía en una pelea de viejos amigos, ya conocían sus movimientos, por lo que se anticipaban al ataque final, en un momento dado se transformaron y continuaron peleando, era algo de temer, dos enormes lobos revolcandose y clavandose los dientes en cada oportunidad que tenían ocurría muy poco debido al oden empleado en los reinos. Morgan atacó pero Zor-El esquiva el ataque atrapando en sus fauses a Edge y tirándole al suelo, el líder de la manada se iba a coronar campeón pero algo de lo que le dijo su amigo lo detuvo.

- No has cambiado… nunca lo harás, pensé que eras como un hermano para mí pero veo que no es cierto… - tras estas palabras Zor-El se acerco y calló en la trampa, una vez que estuvo lo suficientemente cerca Morgan aprovechó para lanzarle tierra a los ojos y dejarlo ciego por unos instantes, tiempo que él utilizó para atacarlo desprevenido y colocarlo esta vez bajo todo su peso, el despreciable de Edge colocó una de sus patas delanteras en la cabeza de Zor-El y se posicionó de foma tal que el alfa que se encontraba debajo de él no pudiera moverse.

Mientras todo esto  ocurría Kara dejó de pelear con los hombres de Morgan para ver como su padre era vencido tras una treta que le jugó el enemigo. Al ver como Edge se iba a proclamar vencedor una vez que matara a su padre algo dentro de ella despertó, una fuerza interna que la llevaba prácticamente volando, todos sus sentidos se enfocaron en el hombre que estaba a punto de matar a su padre y empezó a correr, cada hombre que veia le pasaba por encima, su rabia crecía con cada paso y sus ojos fueron tomando un color rojizo debido a la rabia que surcaba sus venas.

En el otro extremo del terreno dónde se encontraban ambos líderes Morgan decidió terminar de una vez por todas con aquel que una vez fue su mano derecha.

- Nos vemos en el infierno Zor-El – le habló al oído el alfa obervando como aquel hombre tendido bajo suyo sonreía satisfecho, esto lo descolocó.

- Allí te irás tú solo… y sé quién te va a mandar – tras decir esto último dirigió su cabeza en la dirección de aquella figura que cada vez se acercaba más.
Morgan siguió la dirección de la mirada del hombre encontrándose con una rubia que se dirigía a toda velocidad hacía él. Kara era grande pero definitivamente en ese momento era gigante, sus zancadas eran enormes y sus pies pisaban con una intensidad que esta parecía que dejaba atrás una pequeña onda expansiva cada vez que lo hacía. Por primera vez Morgan Edge tuvo miedo de un enemigo, aquella rubia venía a matarlo como mínimo y a perseguirlo por toda la eternidad en sus pesadillas. Se quedó tan impresionado que de un momento a otro ya la tenia encima. (Para que se hagan una idea Morgan estaba transformado en lobo y Kara tenía su misma altura siendo humana). De un empujón mando al lobo a volar y fue rapidamente a auxiliar a su padre, lo sentó frente a unos de los troncos de los árboles que tenía a su alrededor y comprobó que no estuviera herido gravemente.
- Padre… ¿Estás bien? –

- Si pequeña… yo solo… pensé que quedaba algo de él en un momento pero… veo que no –

- Padre … -

- Acaba con él, por nosotros, por la manada, por… Lena –

- Lena… ella… -

- Ella estará bien una vez que todo esto acabe –

- Por Lena… -

- Cuidate mi cachorra –

- Siempre padre –

Espero que les haya gustado, disculpen la demora, díganme en los comentarios cómo quieren que sea la batalla entre ambos almas, sangrienta o más cómo una lección moral, todavía faltan más cosas así que no se preocupen, nos vemos en el próximo, besitos, cuídense

Gracias a la Luna ( Kara G!P )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora