Un alfa sin suerte

18:" Recuerdos que duelen"

Estaba en el living del departamento, eran las cuatro de la tarde de un domingo, y se sentía como la mierda. Se había tirado en el suelo después de limpiarlo, ya no sabía que hacer para distraer su mente, para no pensar en nada. Pero a ese punto ya se había rendido, no podía evitar todo por siempre.

Desde hace tres días que se encontraba así, desde aquella noche que su abuela le hizo recordar a sus padres. Y sabía que la intención de Carly no había sido mala, pero los recuerdos le hicieron darse cuenta que ese día, veinticinco de agosto, se cumplían diez años del fallecimiento de su padre, y que ese año ya hacían doce desde que su madre había pasado a la otra vida.

El volver a recordar, a enfrentar aquellos sentimientos guardados y olvidados, hacia que todo fuese en picada, que cada cosa lo irritara. Afrontar lo que tanto tiempo le había costado superar y que le siguiese afectando de tan mala manera, le generaba un sensación de decepción. Se convencía a si mismo de que era normal.

Era normal sentir tanta tristeza e ira al pensar como habían resultado las cosas después del fallecimiento de su madre.

Era normal sentir tanta impotencia y como un nudo en la garganta se apoderaban de él cada vez que su mente le recordaba que el no fue suficiente. No fue suciente para su padre, no para que el decidiera luchar por estar bien.

Todo era normal, pero a la vez tan triste.

Era triste que su madre había fallecido cuando él tan solo tenía trece, era triste que su padre había caído en una depresión que lo llevo a la muerte, porque un hijo no tenía importancia cuando el amor de tu vida, tu destinado, se había despedido de ese mundo.

Era triste, porque no fue largo el tiempo el que su padre había tardado en enfermar luego de asimilar que el amor de su vida, su Omega, se ido de su vida. De pequeño había escuchado historias como esas, en el que el lazo entre ambos era tan fuerte que si uno fallecía el otro no podría vivir sin él. Solo que mantuvo la esperanza de que la historia de sus padres no fuese el caso.

Aunque solo fueron siete meses en los que el destino le demostró lo contrario, que un lazo así tiene sus secuelas, y todo se volvió peor con cada día que pasaba.

No había interés de volver a tener una vida, no si no estaba ella, no sin Luna.

Su padre le había repetido aquello tantas veces que nunca se le olvidó.

Y en ese momento intento entenderlo, él tampoco creía que había una vida sin su madre, pero la hubo, y fueron dos años en que nada estaba bien. En qué debía estar atento a Erick cuando estaban en casa, pero no podía permanecer mucho tiempo junto a él porque empezaban los problemas.

Y no de aquellos en que un padre gritaría,  insultaria o algo violento. Empezába la culpa de su padre, el llanto y el agotamiento.

Recordaba uno de sus últimos días juntos, en que Erick hacía el esfuerzo de intentar verse bien para él, al menos por una vez. Veían una película, comían golosinas, pero fue una escena en donde la novia del protagonista había tenido un accidente, esa escena, había sido suficiente para desencadenar el último recuerdo que tuvo de su padre antes de fallecer.

Recordaba que los médicos no querían hablar con él, y cuando su abuela llegó las palabras del doctor fueron claras "la tristeza lo mato, Carly". Sus memorias de lo que pasó después eran muy confusas, su abuela le contaba cosas que ni siquiera recordaba haber hecho. "no le lloraste ni en el entierro, mí gusanito, los médicos me dijeron que estás en un estado de shock, debes asimilar lo que sucede, debes ver la realidad" .

Esas palabras, en ese exacto momento y viendo cómo su abuela se mantenía fuerte a pesar de que ella había perdido no un padre, sino que su único hijo, era donde su memoria alcanzaba a recordar de aquellos días. Pero aún así, siguió sin llorar, siguió sin pasar un luto convencional. No se sentía mal, ni triste o enojado, simplemente no sentía nada hacia ello .Era un chico de quince años que había perdido a sus padres, era el motivo de lástima para todos sus amigos y conocidos.