22: "Entré besos y nervios, todo vale"

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—Por la santísima Harry, ¡no puedes llegar y tirar la bomba sin avisarme!

El almuerzo había terminado hace ya una hora, pero él no se recuperaba del ambiente incómodo que se había generado después de que Harry llegara y dijera sobre la marca sin esperar ni un segundo de más. Sabía que él había sido el que insistió en que no lo ocultaran más, pero esperaba tener al menos postre frente a él cuando lo dijeran. Observó al pelirrojo que se encontraba sentado frente a él sobre la encimera de la cocina de la mansión, ya que su lugar seguro de la mansión era ese. Harry le sonreía mientras ofrecía sus manos para que las agarraré, y así lo hizo hasta terminar con los brazos de Harry envueltos en su cintura y su cabeza apoyada en su abdomen.

Sintió su risa vibrar al quedar atrapada en ese abrazo, y no pudo mantener la seriedad, terminó riendo con él. Harry se separó un poco y elevo un poco la cabeza, regalándole una sonrisa.

—No te enojes, Jett, te lo prometo, con mi familia es mejor así —Harry le transmitía una felicidad que le hacía olvidar el mal sentimiento que le había quedado del almuerzo—, pero perdón por hacerte pasar por eso, no era mi intención.

—No estoy enojado..., solo que todo se puso raro con tu padre.

—Sí, él no es bueno ocultando sus emociones, pero necesita tiempo para asimilar la noticia —contestó más serio, lo escuchó suspirar mientras que bajaba la cabeza y volvía a apretar el abrazo—, cuando él esté listo seguro que te llamara para hablar, ahora mamá está escuchando y hablando con él.

Quisieron seguir charlando, pero eso no fue posible, porque un sonido que venía desde su teléfono los interrumpió. En cuestión de segundos lo sacó de su bolsillo y observó aquello que aparecía en la pantalla, era un mensaje de Don Nathan, avisándole que el señor Cameron los esperaba en el living, después de leerlo guardó el aparato y volvió su vista a Harry y sonrió al ver la curiosidad con la que lo miraba.

—Creo que no va a ser necesario esperar mucho, tu padre nos espera en el living —la expresión del menor se llenó de sorpresa por unos segundos y seguido de eso asintió, deshizo el abrazo y se puso de pie.

—No creí que fuera tan pronto.

Ambos se miraron y sonrieron, esta vez fue él quien agarró de la mano a Harry, y empezó a encaminarlos a ambos hacia el living de la mansión. Eran unos cuantos pasos, era solo pasar una puerta que separaba ambos sitios, y al hacerlo no tardaron en ver al señor Cameron sentado en el mismo sitio que aquel primer día, aquel donde el hombre le había dado las gracias por ayudar a su hijo. El alfa no tardó en mirarlos, el ambiente se sentía algo pesado y se distinguía un fuerte aroma a menta que provenía de él, marcaba territorio, era obvio.

Pero antes de que empezarán a hablar, bajando las escaleras que dirigían al siguiente piso, llegó Elena. El señor Foster rápidamente cambió su semblante serio y su postura tan a la defensiva que imponía segundos atrás, levantándose de su asiento y recibiendo a su esposa con una sonrisa, la cual ella correspondió al posicionarse a su lado y agarrar su mano.

El fuerte olor a menta que invadía el living se había empezado a disipar y mezclarse con un calmante olor a lavanda que venía de Elena. Esa calma también la sintió en como Harry también se había tranquilizado. Todo se sentía más ameno, pero a él eso no le quitaba sus propios nervios, realmente temía un poco las palabras del señor Cameron, porque durante la comida no había vuelto a hablar, y no sabía si eso se podía tomar como algo bueno o malo.

Era claro que le había tomado por sorpresa toda la situación, el alfa solo tomaba los sentimientos de su hijo como algo pasajero, como un capricho, claramente jamás imaginó que eso iba a terminar en algo serio. Y lo entendía, porque al principio él se lo había tomado de la misma forma, hasta que no supo en qué momento habían llegado allí.

Un alfa sin suerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora