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El día pasó bastante rápido, al poco rato de aquella charla, Yoko volvió con bastante cantidad de comida que sabía a que a Wednesday le gustaba, y por supuesto, un pote de un kilo de helado de chocolate con trocitos de chocolate, el favorito de su...

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El día pasó bastante rápido, al poco rato de aquella charla, Yoko volvió con bastante cantidad de comida que sabía a que a Wednesday le gustaba, y por supuesto, un pote de un kilo de helado de chocolate con trocitos de chocolate, el favorito de su amiga.


Enid las dejó solas un buen rato, las escuchó hablar y reír un par de veces, y aprovechando que su loba no molestaba para ir con la omega, se quedó en la sala leyendo de nuevo uno de los tantos apuntes para su prueba final, y quiso golpearse cuando su loba se burló de que se estaba quemando las neuronas mientras estudiaba neuronas.

Por la noche, Enid se despidió de Wednesday un abrazo, le dijo que volvería mañana y que usaría esa noche para descansar, pero que cualquier cosa que necesitara, a todas horas, por más tonto que fuera, la llamara.

Enid estaba feliz que estuvieran bien, Wednesday sonreía y se veía cómoda, Yoko aún estaba con esa aura melancólica pero se notaba que hacía un esfuerzo.

La alfa también se despidió de Enid con un abrazo cómodo.

─Traje para hacer onigiri.─ Dijo la azabache. ─Es la comida favorita de Wednesday, a la pequeña le gustan bastante picantes así que haz con bastante wasabi.─

Enid sonrió encantada, asintió.

─Cuídala bien, tú sabes cómo hacerlo mejor que nadie.─

Enid tuvo que convencerse de que aquel comentario no tenía ningún mensaje oculto.

Estaba bastante paranoica desde que había hablado de esos sueños raros con Wednesday, y ya dudaba de la leyenda que le había contado Yoko, y estaba bastante sorprendida de sí misma que ya no negara totalmente ese loco cuentos para niños.

─También les traje algo de alcohol.─

─Wednesday no estás en condiciones de beber.─ Enid negó automáticamente.

─¡Pero Enid!─ La pelinegra hizo un puchero desde el otro extremo de la sala.

─Ya hablaré contigo.─ La señaló, frunciendo el ceño hacia ella.

Cuando Yoko finalmente se fue, ambas quedaron solas y terminaron en la cocina, Wednesday sentada cómodamente frente a la mesa sin poder levantarse para ir a corroborar la comida, bajo las órdenes de Enid, mientras preparaba el wasabi, en tanto la mayor se encargaba del arroz.

─Enid, dejame beber.─ Pidió, por al menos quinta vez.

─No puedes beber durante el embarazo, Wednesday.─

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora