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Yoko estaba que tiraba su cabello de los nervios, aunque seguramente terminaría calva y era por eso que no lo hacía

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Yoko estaba que tiraba su cabello de los nervios, aunque seguramente terminaría calva y era por eso que no lo hacía.

Ya no sólo Wednesday estaba destrozada, sino que su loba se había dado cuenta de la muerte de su pareja también, y había tomado el control.

La loba de Wednesday, un hermoso animal de pelaje blanco y negro claro de a partes, de contextura mediana, había aparecido entre sus brazos, y por más que le había pedido a gritos a Wednesday que regresara a su forma humana, poco había podido hacer la débil y sensible humana con su parte animal, así que no tuvo más opción que apartarla de un empujón.

Una loba, aunque sea una omega, tan adolorida y con el corazón roto, estaba completamente perdida en sus instintos, y podría atacarla si se molestaba.

Se mantuvo apartada mirando cómo la loba de Wednesday corría por la casa soltando llantos y pequeños llamados, olfateando en cada lugar, cada prenda o habitación en que encontraba el olor de su pareja, hasta salir al patio trasero de la casa y comenzará aullar, mirando el cielo.

A Yoko no podía romperle aún más el corazón aquella imagen, y se sentó en el sillón, viendo de lejos a su amiga, para llorar con ella también.

Cuando estaba en su máximo punto de lloriqueo, el timbre sonó, y tardó unos cuantos segundos en reaccionar, suficiente para que el timbre sonará de nuevo, se levantó apurada a atender.

Al abrir la puerta, la beta de cabellos rubios la saludo con su mano, pero estaba tan rota que no pudo evitar abrazarla también.

Para Enid apenas fue un segundo de incomodidad, aunque era más sorpresa que otra cosa, ya que eso había sido más pronto de lo que esperaba.

Si bien siempre hacia de compañera de los omegas en sus últimos días, estaba acostumbrada a tratar con todo tipo de personas, ya que la muerte no afecta a una sola persona.

No dudó en devolver el abrazo, rodeando su cintura y colocando una mano entre su cuello y hombro para dejar leves caricias.

Muchos creían que el punto de la marca sólo afectaba a los omegas, pero para un alfa en estado tan sensible, funcionaba también, y a los pocos segundos, Yoko ya se sentía reconfortada, y se apartó, sorbiendo sus mocos para murmurar una disculpa.

─L-Lo siento.─

─No es necesario.─ Se encogió de hombros.

Yoko se apartó de la puerta y le hizo ademán de entrar, la beta no dudó, escuchando los lastimeros aullidos de Wednesday, algo en su pecho se encogió con dolor, cosa que no era normal, estaba acostumbrada a eso y nunca le habia ocurrido. La sensación la dejo extrañada dos segundos completos.

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora