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─¿Que tal si voy a tu cafeteria favorita y te traigo ese cate raro que tanto te gusta?─ Ofreció Yoko cuando ya eran algo de las seis de la tarde, ya tenía hambre pero todo lo que se le antojaba no estaba en la mente de la omega

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─¿Que tal si voy a tu cafeteria favorita y te traigo ese cate raro que tanto te gusta?─ Ofreció Yoko cuando ya eran algo de las seis de la tarde, ya tenía hambre pero todo lo que se le antojaba no estaba en la mente de la omega.

Wednesday estaba recostada en el sillón de la sala, mientras escuchaba música suave por un parlante y Enid repasaba sus apuntes para su examen, sentada en un sillón individual que había arrastrado hasta quedar a su lado, se habían reido de ella cuando sacó unos tapones para los oídos así que si estaba algo ruborizada aún, pero concentrada en sus hojas sin escuchar nada del mundo exterior.

Cada tanto, su mano acariciaba el cabello de Wednesday, mientras sus ojitos se concentraban aún en sus apuntes, haciendo a la menor sonreír.

─Latte con cacao, caramelo y vainilla, Yoko.─ Le recordó Wednesday.

─Porquería azucarada, anotado.─

─Pudrete tú, que vas a una cafetería a comprar chocolate caliente, nenita.─

─¿Te traigo un muffin?─ Preguntó Yoko en tono cansado, mientras se colocaba su abrigo.

─Si, por favor.─ Dijo y sonrió como un niño que recibe un dulce.

Yoko tomó las llaves de Wednesday para no molestarlas al volver, se colocó frente al espejo de la entrada mientras acomodaba su gorro y su cabello.

─A ver, llorale a Enid a ver si reacciona.─ Dijo mientras tanto.

La loba de Wednesday solto un exageradamente triste lloriqueo, sólo para bromear, pero quedó sorprendida y se sintió mal cuando Enid alzó la vista con expresión preocupada y se quitó los tapones de sus oídos.

─¿Pequeña? ¿Qué pasó? ¿Te duele algo?─

Wednesday alzó las cejas y sus mejillas se tiñeron de rojo con vergüenza, negó y se sintió algo rara al pensar en cómo había escuchado aquello.

Parada en la entrada, Yoko sonrió ampliamente y asintió, disfrutando de aquello.

─No, no.─ Negó. ─Fue de mentiritas, lo siento.─ Rió de forma temblorosa. ─Yoko va a una cafetería a traer algo para comer ahora. ¿Quieres algo?─

─Oh...─ Suspiró con algo de alivio, su corazón habia empezado a latir muy fuerte cuando escuchó a la loba de la omega llorar, y tanto ella como su propia loba se habían puesto en alerta. ─Un café negro.─ Le dijo a la mayor con simpleza, mirándola mientras sus dedos acariciaban el cabello de Wednesday.

─¿Cómo tu alma?─

─Dijo café negro, no un yogurt de fresa.─ Molestó Wednesday.

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora