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─Enid

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─Enid.─ La ojiazul murmuró un sonido afirmativo.

Volvían a estar abrazadas dentro de su nido, Enid se dejaba tranquilizar con el olor de la omega, quién había empezado a liberar feromonas al sentirla asustada, de forma inconsciente, y claro que habia funcionado para calmarla, mejor que nada.

La mayor estaba temblando desde cuando Wednesday se había desmayado en sus brazos, y le parecía raro, porque no era la primera vez que veía o atendía a alguien con un desmayo, pero nunca había sentido tanto miedo como en ese momento.

─¿Puedo bañarme?─

─Claro.─ La enfermera asintió. ─Pero debo acompañarte, podrías desmayarte de nuevo y eso sería feo.─

A Wednesday le pareció tierno el tono de voz que había usado, asintió sin más y se irguió para separarse de la beta, quién se colocó a su lado, un brazo rodeó su cintura y el otro tomó su brazo, yendo hasta el baño a paso lento.

A Wednesday le parecía exagerado, pero ella en verdad no sabía qué tan malo o delicado era su estado.

Por su lado, Enid, quería cuidarla tanto al punto de que ni siquiera se golpeara el dedo pequeño del pie contra el marco de la puerta.

La pelinegra estaba muy roja cuando Enid quitó su remera, y la detuvo en cuanto la enfermera metió los pulgares debajo de sus bragas.

Se mordió el labio con nervios, y Enid rió un poco, se apartó para tomar sus meiillas.

─Ow, Wednesday, pequeña, no te pongas así, es parte de mi trabajo.─ Se encogió de hombros. ─No lo hago con segundas intenciones y no me da nada porque estés desnuda, así que no hay por qué tener vergüenza.─

Wednesday frunció el ceño, y negó ligeramente.

─Oh, mira lo que hacen tus labios cuando aprieto tus mejillas.─ Enid rió como una niña por su descubrimiento, mientras apretaba varias veces los mofletes de la omega, haciendo que sus esponjosos belfos hicieran un pequeño beso y la forma de una diminuta "o". ─Ah, es bonito.─

─Enid.─ Se quejó.

La beta rió de nuevo y soltó sus mejillas, encontrándose con su sonrisa.

─Aunque te desvistas sola tengo que quedarme, Wednesday.─ Dijo.

─No estoy tan mal.─ Rodó los ojos.

Enid sonrió, estaba incómoda por dentro, no pensaba decirle, sabía disimular muy bien cuando debía mentir.

─No.─ Dijo, totalmente normal. ─No lo estás.─

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora