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Wednesday durmió el resto del día, cada tanto se despertaba para ir al baño o tomar algo de agua, pero estaba muy somnolienta, además de la fiebre y el dolor de cabeza y volvía a dormirse rápidamente

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Wednesday durmió el resto del día, cada tanto se despertaba para ir al baño o tomar algo de agua, pero estaba muy somnolienta, además de la fiebre y el dolor de cabeza y volvía a dormirse rápidamente.


Enid preparó ramen para compartir con Yoko, quien se quedaría la noche de nuevo, y la azabache terminó lavando los platos y cuidando a Wednesday un rato, mientras la beta tomaba un baño, preparaba las cosas para ir a la universidad en la mañana, y repasaba un par de veces más sus resúmenes.

─Si que eres aplicada.─ Le comentó la alfa, y Enid sonrió con algo de cansancio.

─Te exigen mucho durante el estudio para que al terminar te sientas liberada.─

─¿Y funciona?─

─Por supuesto, por eso hay festejos cuando terminas una carrera. Y considerando que no necesito recordar todo de memoria a la hora de atender a alguien, si, funciona, me estreso menos en el trabajo que con esto.─ Dijo, acomodando sus papeles. ─Si hay un caso especial vuelvo a estudiar, pero casi siempre es lo mismo, no hay mucho de nuevo.─

Yoko asintió, quería hablar, quería decir más cosas, pero no encontraba palabras ni energías.

Se sentía muy mal y estaba muy sensible por su mejor amiga.

Enid lo comprendió sin esfuerzo, se levantó del sillón, fue hacia ella para dejar una caricia en su marca, junto con una especie de abrazo, y murmurar un "Descansa bien", antes de volver con Wednesday, a su nido.

La omega se acurrucó en su pecho, abrazando su cintura, como todas las noches, se enrredaron entre ellos para viajar al mundo onírico juntas.

Los sueños, los recuerdos de vidas pasadas, todo aquello que las unía, tampoco las salvaron de su realidad, tampoco pudieron hacer que escaparan. En sus sueños, Enid se vio velando el sueño de la omega de cabellos de oro, lo diferente esta vez, fue que no vivió sólo la vida de sus originales, no sólo con Dacey y Edurne, vio más, vio sus ropas cambiar, vio los objetos modernizarse, vio el mundo evolucionar, pero siempre era lo mismo: Ella, mirando el sueño de su predestinada.

En el ritmo del tiempo, en el paso del sueño, en todo el momento que continuó viendo todo su camino, no se dio cuenta cuando despertó, y al igual que en sus fantasias, miraba a su pequeña con lágrimas en los ojos, mientras ésta estaba en un profundo sueño.

Limpió su rostro, se acomodó más cerca de ella, su loba se sintió triste, y claro que Wednesday lo supo, así que aún inconsciente, liberó feromonas para calmarla, la presencia de las fresas y las flores llenaron sus pulmones, y era lo único que aún podía sentir al volver a dormir, era lo único que le recordaba que Wednesday seguía allí.

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora