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Wednesday había tomado su mano, entrelazando sus dedos, apoyó su mejilla en el hombro de la ojiazul y se durmió entre los besos de Enid

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Wednesday había tomado su mano, entrelazando sus dedos, apoyó su mejilla en el hombro de la ojiazul y se durmió entre los besos de Enid.

Cuando la mayor se dió cuenta de esto, se apartó, sonrió ampliamente y rió con ternura, besó la mejilla Wednesday y en ese mismo segundo se dio cuenta que no era correcto.

Wednesday era una paciente, especial, quizás, pero no era bueno, había perdido a su alfa hacia un día, la había conocido apenas horas y no podía hacer eso.

Su sonrisa se borró y bajó la vista a sus manos, y no quiso romperlo, así que las dejó.

Apoyó su mejilla sobre la frente de la omega, y miró de forma perdida y alejada el cuarto, sintiéndose rara. Al consultar a su loba, quién sólo quiso quedarse allí para siempre, no le estaba prestando atención a sus pensamientos humanos y lógicos.

—Maldito perro, dame atención.

Recibió un gruñido como respuesta y se sintió ofendida por su propio animal.

Al igual que ella, su loba estaba acurrucada contra la loba de Wednesday, y por eso tampoco le daba atención, en cambio, la Enid humana se estaba poniendo nerviosa y muy ruborizada mientras más reaccionaba de lo que había hecho.

Escuchó la puerta golpear, alzó la vista para ver a Yoko, la puerta estaba abierta de par en par y los nudillos de la azabache aún reposaban en la madera.

—Permiso.

Enid asintió con un pequeño suspiro.

—Yo... Venía a hablar con Wednesday antes de que-

—Está durmiendo —respondió, no quiso sonar brusca, pero quizás sí lo había dicho muy rápido—, diría que la esperes un rato.

—Planeaba volver después, pero creo que quedo muy mal si me voy sin decirle... Yo necesito un momento también.

—Y es entendible, Yoko. Dime si te parece apropiado, puedes ir a comprar algo de comida para que tenga una buena comida este tiempo, salir a caminar y volver en un rato, Wednesday no almorzó aún y no puedo dejar que se descuide, así que la despertaré en unas dos horas, si no despierta ella primero.

La chica asintió, miró a su amiga y acarició su negro cabello con nostalgia.

—Las amigas tienen peleas a veces, Yok, más cuando suceden cosas muy fuertes, pero la amistad es más fuerte que esas cosas, así que van a arreglarlo, no te preocupes.

—Sé que se puede arreglar pero al final... Se va ir igual que Tyler.

—Es una decisión de ella, Yoko, al final, ella decidirá aguantar o no... Y aún así puede que no pueda, pero no debes meterle presión, porque sólo le hará mal y-

—¿Tú lo volverías a hacer?

—¿Qué?

Yoko la miraba directamente a los ojos, en una mirada que podía definir como extraña, en sus ojos había un brillo distinto y tardó unos segundos en ver que en verdad, no eran sus ojos, sino los de su loba, de color amarillo brillante.

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora