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Wednesday apenas terminó de bañarse cuando sono el timbre de la puerta, así que Enid la dejó en su cuarto mientras iba hacia la puerta y la omega se vestía

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Wednesday apenas terminó de bañarse cuando sono el timbre de la puerta, así que Enid la dejó en su cuarto mientras iba hacia la puerta y la omega se vestía.


Al abrir, esperaba que fuera Yoko, en cambio, se encontró a una pelinegra que se veía irritada y un pelinegro que parecía más estresado, y Enid se preguntó por qué eran tan bajos.

─¿Y tú quién eres?─ Preguntó la pelinegra, de forma acusadora, entró a la casa haciéndola a un lado, fulminándola con la mirada.

─¿Debería preguntar lo mismo? Soy Enid Sinclair, enfermera, estoy cuidando a Wednesday Addams, quien no me informó de su visita. ¿Puedo saber sus nombres?─

─Oh, ahora tengo que mandar una invitación para visitar a mi propia hija.─ Bufó la de cabellos negros.

─Mort, ¿te calmas? Ella no hizo nada, tranquilizate.─

─¿Dónde está Wednesday?─

─Está en su cuarto, termina de bañarse.─ Informó, suspirando sin que se notara demasiado, odiaba lidiar con el tipo de persona pesada y tan demandante como notaba de aquella tipa quien ni siquiera había respondido a su pregunta.

Fue hacia el cuarto de Wednesday, y ésta seguía cubriéndose con la toalla, temblando, sentada en la cama.

─Wednesday, tienes visitas...─ Comenzó Enid, pero al verla temblar y algo decaída se acercó con cierta preocupación. ─Wednesday, ¿qué tienes?─

La pelinegra negó.

─N-No sé.─ Dijo. ─Siento que voy a desmayarme de nuevo, Enid...─

─Ya, tranquila, estoy aquí para ayudarte, pequeña.─ La consoló y Wednesday asintió. ─Vamos, acuéstate, quédate en la cama, acuéstate de lado, tranquila.─ Comienza a arroparla, mientras la menor se sentía débil.

─¿Y así la dejas? ¿Y así eres enfermera? Oh, no, mi cielo.─ Se acercó a la omega, apartando a Enid de un empujón, con lo que se sintió mal. ─Wednesday, boca arriba, alza las piernas.─ Habló, mientras la movia ella misma, pasando las palabras a acciones. ─Homero, tráele una Coca-Cola a tu hija. ¿Qué haces ahí parado?─

─Morticia.─ Musitó Wednesday, con molestia, su madre la había girado muy de golpe y movido demasiado rápido y ahora se sentía mareada.

─Cállate, echa la cabeza para atrás.─

─Eso no es necesario.─ Dijo Enid, acercándose mínimamente a Homero, y hablando bastante bajo.

─Homero, déjala.─ El pelicastaño se acercó a ella para tomarla del brazo y apartarla, hasta que dejó de sostener las piernas de la menor en alto y se apartó dos pasos, con lo que la beta volvió a acercarse a Wednesday, la arropó, dejó que se acomodara y dejó caricias en su cabello, mientras ésta se quejaba por lo bajo con pequeños ruiditos como si fuera un bebé.

our last days ⋆ wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora