Las naves imperiales solo requerían de una persona con las capacidades mentales suficientes como para dirigir la nave sin morir en el intento. Comúnmente tenían una silla en medio de la sala de comando para pilotar y controlar toda la nave. Desde ella se enviaban directamente al cerebro todos los parámetros de la nave, se podían ver todas las salas y se podían sentir los detectores de la nave, mostrándole así al que se sentase todo lo que se escondía en la profunda oscuridad.
Esta silla estaba hecha completamente de Balantidium. Un metal escaso en los sectores de la galaxia que controlaba el Imperio, pero abundante en el sector del Puente al Infierno, extremadamente valioso y difícil de moldear o unir con otros metales o materiales. Este metal era capaz de transmitir los impulsos eléctricos hacia el cuerpo de una persona sin necesidad de perforar o modificar el cuerpo. Además de transmitir los impulsos de la persona a la nave, permitiendo así que esta tuviese el control completo de la nave y pudiéndola manejar a su antojo.
Al ser un metal caro y escaso, esta no contaba muchas comodidades, como los reposabrazos. Asimismo, al ser difícil de moldear, era prácticamente dos láminas rectas formando un ángulo de noventa grados. En definitiva, una silla incómoda que se metía en la mente de quien se sentase en ella bombardeándola con datos e imágenes. Una horrible silla en la que iba a tener que pasar dos días sentado y sin descanso hasta llegar al asteroide Swarz. Un asteroide seguro para los fugitivos y delincuentes. Un asteroide, como muchos otros, controlado por la Alta Mesa. Una organización conformada por los jefes de las familias más poderosas del bajo mundo.
Sin dudarlo, se sentó en la silla. Pilotó con dificultad la nave, alejándola del barco mercante. Luego, disparó a esta hasta reducirla a cenizas. Lo único que se salvó de aquella nave fueron las pertenencias de Kyman y Adit, las cuales había subido a la nave imperial con anterioridad. Luego, inició su viaje. No comió ni durmió durante dos días. Fue un viaje difícil por lo que tuvo que soportar, pero consiguió llegar hasta Swarz sano y salvo. Una vez allí tuvo que iniciar el aterrizaje. Una maniobra que se le complicó por el cansancio y la prisa por rescatar a Adit antes de que todo estallase, enterándose todos de su regreso. Por lo que decidió estrellar la nave controladamente en el puerto.
Arrolló varios navíos que se encontraban en su camino y destruyó una nave industrial, deteniendo así su avance hacia las casas y los comercios. A pesar de toda la destrucción ocasionada, no hubo muertes. No había nadie por la zona, aunque fuese hora punta para el trabajo. Esto era debido a la alarma. Nada más ver una nave imperial acercándose a aquel puerto regido únicamente por la Alta Mesa, los lugareños y piratas que se encontraban en el puerto en el momento huyeron despavoridos y fueron a esconderse hacia el interior de la ciudad mientras gritaban desesperados que los imperiales se encontraban en la ciudad, provocando que todos en ella se escondiesen, evitando así que Kyman fuese visto por más gente y dándole más tiempo para mantenerse con el perfil bajo.
Kyman ignoró todo el alboroto y fue directamente al club Hots. Un club muy conocido por todos los piratas, mafiosos y niños ricos que querían una experiencia fuerte. Todos ellos iban allí en busca de diversión. El propietario del local, Frogta, los conocía muy bien de sus tiempos como piratas. Él estuvo en todas sus celebraciones después de conseguir un buen botín o al finalizar una aventura. Convirtiéndose en un buen amigo y en un gran confidente de todos los familiares de Zayre y del mismísimo Zayre.
Al acercarse al club por la puerta trasera, los dos guardias que custodiaban la puerta trasera, dos hombres de la etnia de Kyman, nada más reconocerlo a lo lejos, avisaron a su jefe por el pinganillo. Sin esperar respuesta, debido a que Kyman fue lo suficientemente rápido como para llegar antes de que Frogta pudiese darla, le abrieron las puertas sin hacer preguntas.
La música tecno del club golpeó momentáneamente los oídos de Kyman. Sin embargo, abruptamente, esta cesó. Kyman fue hasta el reservado, donde lo esperaba Frogat con un vaso de agua fría y una hamburguesa poco hecha sobre la mesa y observando cómo se vaciaba su club. Un grupo de niños ricos se empezó a quejar a uno de sus guardias de seguridad, empezando a armar una escena. Frogat no pudo evitar presionarse el puente de la nariz por la molestia.
Frogat era un humano común y corriente. De un tamaño normal, piel clara porque no salía de su local, cabello moreno, ojos marrones y unos tatuajes que apenas se podían apreciar ya que eran cubiertos por su traje morado.
Kyman se sentó a su lado y empezó a comer y a beber en silencio.
—La nave imperial la has traído tú —afirmó Frogat. Su voz sonaba cansada. Lidiar con los imperiales siempre le cansaba—. ¿La desguazo?
—Sí, y encárgate de que la caja negra no llegue hasta ellos... pronto.
—¿Necesitas tiempo?
—Sí... Kric, uno de los bastardos de Zayre, me ha robado algo importante.
—Debo suponer que ese algo es la razón por la que has tenido un perfil bajo durante estos años.
La única respuesta que obtuvo por parte de Kyman fue un asentimiento y un gruñido. A lo que Frogat respondió con un suspiro cansado antes de comenzar a contar los días que iba a poder conseguir retener la caja negra. Observando atentamente la cantidad de sangre seca que llevaba Kyman sobre su ropa y cuerpo, su estado de retirado, lo que suponía que había tomado rutas seguras con civiles, la implicación de Kric y la eliminación de todos los tripulantes de la nave imperial; pudo hacerse una idea de la situación en la que se encontraba. La masacre que debió de causar debió de ser lo suficientemente grande como para que los imperiales le exijan la caja negra inmediatamente. Si se negase a dársela, implicaría su captura inmediata y una vida de tortura. Por lo que debería de usar todos los recursos a su disposición para alargar aquel tiempo con pretextos estúpidos. Debía de usar todos los contactos que tuviese. Los favores que deberá pedir, los favores que le deberán devolver, la gente que deberá sobornar...
—Puedo conseguirte tres días —sentenció finalmente Frogat.
—Suficientes. Necesito un barco que pueda navegar una sola persona, pero con capacidad para dos.
—Ese algo es un alguien. ¿Por qué me revelas tal información?
—Porque se lo están llevando a alguna parte, no sé exactamente cuáles pueden ser sus planes. Odia a Zayre, como muchos otros. Pero no tiene el poder para enfrentarlo. No sé si quiere aliarse con alguien, vendérselo a alguien o cortarle la cabeza para endurecer a Zayre.
—Vale, averiguaré lo que pretende mientras te duchas y descansas.
—Bien, gracias amigo.
Kyman se terminó su comida y se fue a ducharse. Mientras, Frogat comenzó a preguntar en la Red de Informantes Anónimos por Kric. Una red creada únicamente por gente que quiere descubrir cierta información, vender información o ayudar a otras personas a descubrir esta información. Los que la componían solían ser gente muy curiosa, la cual inmediatamente iba a poner toda su atención y energía en todo lo que pudiesen ayudar. Aunque no eran inocentones. A cambio de información, querían dinero o información de valor. Por lo que, tuvo que dar un poco de información de más sobre la situación para que la gente de la red. Aunque, también, fue por cortesía. Después de todo, aquello iba a salir de todos modos en poco tiempo a la luz.
Para el momento en el que Kyman regresó de su ducha, con ropa nueva y sin ningún rastro de sangre. Frogat ya tenía la información que requería.
—Lilea me ha dicho que van hacia la casa de subastas del bastardo de Zayre, Markrat, en Det 9. Puedes descansar tranquilo mientras preparo la nave.
—¿Qué le has dicho para que te lo diga?
—Que estas en una misión de escolta.
—Bueno... Creo que esa información ya se ha filtrado. Si no, Kric no lo hubiese sabido y nos hubiese atacado. ¿Puedes averiguar quién lo filtró?
—Alguien de dentro de la familia. Y sabes que no puedo indagar dentro de la familia. Sois demasiado herméticos.
—Bien, muchas gracias, hermano.
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Hasta el Infinito Parte 2
Science FictionDespués de 3 años, Adit vuelve a emprender un viaje por el espacio. Esta vez, acompañado de Kyman y teniendo que ir por caminos seguros para ocultarse de los peligrosos enemigos de su tío Zayre. Aparentemente, un viaje de un año simple, sin embargo...