Capítulo 7: La Fisura

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La nave que abordaron para ir a Novak era notablemente más pequeña que el crucero. Aunque, teniendo en cuenta que apenas iban a subir una docena de personas y que iba a ser un viaje corto, de doce horas, era más que suficiente.

Tuvieron un viaje agradable y tranquilo, el cual se les hizo extremadamente corto. Por la escasez de gente en el barco, Adit pudo encontrar un lugar alejado de todos, un poco escondido, donde quedarse sentado observando las luces en la oscuridad. Aquel barco si tenía a un Sintiente en el mascaron de proa. Aquellos marineros si le temían y si respetaban al Dios del Espacio.

Mientras Adit disfrutaba de la soledad, Kyman tuvo que relacionarse con los demás pasajeros y los marineros, los cuales no paraban de cuestionarle por el estado de Adit y su extraña naturaleza solitaria. Ellos creyeron que era alguien capaz de escuchar al Dios del Espacio. Se sintieron aliviados por tenerlos en aquel viaje, y le insistieron para que lo llevase a un templo de este dios en el siguiente puerto. Según ellos, debía iniciar con la formación para ser un sacerdote de la oscuridad.

Kyman manejó lo mejor que pudo aquella extraña y alocada situación, fingiendo ser un padre que nunca había salido de su planeta. Fingiendo una profunda preocupación porque no entendía la situación en la que se encontraban, ni que era lo que ocurría.

Kyman intentó varias veces perderles la pista, ocultándose en el interior del barco, pero aun debía vigilarlo. Allí no tenía una buena vista del lugar donde se encontraba Adit, por lo que no podía vigilarlo desde un escondite. No sabía en qué momento podría quedar en trance, por lo que debía de salir constantemente a la cubierta, donde se encontraban la mayoría de pasajeros rezándole al Dios del Espacio por un viaje tranquilo y seguro.

Así pasó todo el viaje hasta Novak. Fue un viaje molesto y estresante para Kyman, mientras que, para Adit, fue tranquilo, mostrando así un contraste entre sus actitudes, posturas y expresiones al ver como el barco se acercaba al anillo alrededor de la Fisura.

Allí en la proa del barco, observando la Fisura en frente de ellos, Kyman notó que Adit estaba extraño. Parecía tener un brillo extraño en el ojo. Pero no estaba seguro de si era producto de la luz de la Fisura que se abría ante ellos o si era debido a un estado de trance. Sin embargo, sus preocupaciones desaparecieron cuando este se giró, voluntariamente, a mirarlo a los ojos.

—¿Cuánto tiempo vamos a estar?

—Solo unas horas. Abordaremos otro barco para introducirnos en la Fisura. Pero, esta vez, no vamos a ir por la parte... Imperial. No te alejes.

—Sí...

Adit volvió a observar la Fisura. Él temía que volviese a ocurrir algo al adentrarse en esta. Tenía miedo de lo que pudiese sentir, recordar o ver allí dentro. Estaba aterrado, pero no mostró aquel terror, solo su indiferencia. Por otra parte, Kyman temía que la Fisura, aquel extraño y mágico lugar, activase de algún modo los poderes de Adit. Temía que provocase un desastroso accidente, quedando a la deriva en el interior de la Fisura, sin poder volver al camino, sin tener la posibilidad de ser rescatados.

Kyman intentó retrasar todo lo que pudo aquel momento, pero, para llegar a tiempo hasta Snie, debía pasar por la Fisura. Por lo menos, había conseguido reducir las veces que debían de usarla para llegar hasta Snie, aunque debía de sacrificar su comodidad en gran parte del viaje para ello.

—¿Cuánto tiempo estaremos dentro?

—Una semana.

—Es mucho.

—Lo sé... Prepárate para pasarla todo el tiempo encerrado en el camarote. No me quiero arriesgar.

—Entiendo...

Hasta el Infinito Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora