Capítulo 21: Elección de barco

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—EN SERIO —gritó a todo pulmón Wayn a sus compañeros Adit y Tanr. Estaba furioso. Nada más llegar al despacho del jefe de astillero, se encontró a este dándoles la bronca de sus vidas por haber montado en un barco sobre los raíles. Al enterarse de esto, Wayn tomó el control de la situación, gritándoles por la imprudencia. Cuando él empezó a gritarles, estos se arrepintieron de verdad por lo hecho—. EN PUTO SERIO. ¿OS DEJO SOLOS CINCO MINUTOS Y LA LIAIS ASÍ? ¿QUÉ SOIS? ¿NIÑOS PEQUEÑOS? ¿TENÉIS QUE SER VIGILADOS CONSTANTEMENTE POR UN ADULTO PARA NO DAR POR CULO?

—N-No... —respondieron ambos.

—¿NO? ENTONCES, ¿POR QUÉ COÑO HABÉIS MONTADO EN EL BARCO? ¿POR QUÉ OS HABÉIS PUESTO EN PELIGRO DE ESA FORMA TAN ABSURDA?

—N-No... No estábamos en peligro... —respondió temeroso Adit.

—¿NO? TE CREÍA MÁS INTELIGENTE. USAD LA CABEZA PARA ALGO MÁS QUE PARA LLEVAR PELO —Wayn se giró para ver al jefe del astillero—. ¿Ya está todo listo para la venta?

—Sí... Como pedía en la carta, hemos hecho la mejor tasación. Te hemos ingresado veintiocho mil por el barco entero y siete mil por los artículos de su interior. En total, treinta y cinco mil. Ya está todo el trámite hecho, por favor, marcharos de mi puto astillero —pidió el jefe del astillero, mentalmente agotado de toda la situación. Ya solo quería que se marchasen y los dejasen en paz.

—Tampoco es como si alguien se hubiese hecho daño o hubiésemos roto algo —le susurró Tanr a Adit.

—Cállate, lo vas a empeorar todo —le riñó Adit.

Wayn se giró a mirarlos, transmitiendo con esta una advertencia clara: "Ten cojones a hablar, hijo de puta". Ambos agacharon la cabeza inmediatamente.

—Vámonos, tenemos más cosas que hacer —les indicó Wayn al terminar de hablar con el capataz. Sin esperar ninguna respuesta, se dirigió a la puerta. Ambos lo siguieron en silencio, dejando una cierta distancia y con la cabeza agachada.

Se marcharon en silencio hacia el lugar indicado por Kyman. Wayn iba al frente del grupo, yendo a paso rápido y con la cabeza gacha, intentando evitar que la gente se quedase con su cara. Estaba furioso, molesto y preocupado. No quería saber que había pasado exactamente. Lo único que sabía es que se habían expuesto a un desconocido, sin embargo, para saber la gravedad de la situación en la que se encontraban, debía de preguntar.

—¿Cómo habéis subido al barco?

—Con una palmada —respondió en un susurro Adit.

—Y dijo algo sobre que los de la familia se creen demasiado, que él está bajo la protección de Jodrat. Que no tenía que aguantar esas mierdas de pandilleros de mierda que se creen más de lo que son —comentó Tanr.

—Mierda... Tenemos que marcharnos de aquí lo antes posible.

—¿Por? —preguntó Adit. No entendía que estaba ocurriendo con este, pues era un buen tipo. Siempre que iba a visitar a su tío Zayre le daba dulces, le enseñaba trucos de magia y jugaba un rato con él a las cartas—. El tío Jodrat no va a hacernos nada. Es un buen tipo.

—¿Tío Jodrat? —preguntó Wayn sorprendido. Pero, al pararse un momento a pensar, se dio cuenta que debían pararse un segundo a hablar sobre sus secretos y quienes eran en realidad. Sin embargo, eso lo harían después.

—Sí...

—Eso da igual ahora —lo interrumpió—. Tenemos que salir de aquí lo antes posible. Somos demasiado llamativos y podrían querer secuestrarnos para la trata.

Nadie le contradijo, solo caminaron detrás de él hasta la tienda de barcos, una nave gigantesca con grandes vitrinas que dejaban ver su interior. Esta estaba repleta de veleros de varios tamaños y diseños colgando del techo por gruesos cables de metal.

Hasta el Infinito Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora