Una mañana a mediados de octubre, en un lugar de una ciudad...
Llamamos sorpresa al cambio emocional de una persona, cuando esta es causada por algo que no estaba previsto. Las sorpresas suelen ser motivo de alegría, como por ejemplo, organizar una fiesta de cumpleaños sin que el propio cumpleañero lo sepa o hacer un regalo a un familiar o amigo sin tener ningún motivo. Aunque las sorpresas también actúan por el bando contrario. Uno, por ejemplo, puede quedar sorprendido por una ruptura inesperada o por la pérdida de un ser cercano cuando todavía no le tocaba. Pero, por lo general, las sorpresas son sinónimo de alegría, fascinación, asombro y siempre van acompañadas de inesperadas sonrisas. Aunque suele suceder también que los mismos organizadores de una sorpresa se la acaben llevando ellos mismos, algo que se conoce como efecto espejo sorpresa. ¿Será en la mañana de hoy una sorpresa reflejada?
El despertador suena como cada mañana a la misma hora. Son las siete en punto y Guillermo, con más sueño de lo normal, se levanta. Le encanta quedarse hasta tarde despierto, sobre todo ahora que aprovecha para hablar por el móvil con Lucía, aunque las madrugadas le están pasando factura. ¿Cuántas horas habrá dormido? Cree que poco más de seis horas. Por suerte estamos a mitad de semana, y el sábado lo tiene mucho más cerca para volver a descansar. El comienzo del día es como otro cualquiera: realizar la higiene básica diaria, desayunar e incluso lidiar alguna discusión con su hermana por entrar primero al aseo. Sí, todas las mañanas son iguales en ese sentido. La atmósfera parece estar más despejada que días atrás, a pesar de que apenas ha llovido y el otoño sigue siendo seco. Eso sí, las temperaturas se mantienen frescas, y más a primera hora del día. No le apetece mucho empezar, pero sabe que lo que toca ahora es esto, ir a clases y seguir cogiendo apuntes. Revisa el móvil antes de entrar al aula pero no ha recibido ningún mensaje de quien esperaba. ¿Y si le escribe él? Esta semana se han escrito todos los días, así que cree que hará bien si le escribe. Una vez enviado el texto comprueba que lo ha recibido y solo le toca esperar. Faltan menos de diez minutos para que sean las ocho. El estudiante ya casi está en la puerta del instituto cuando para su sorpresa... ¿Es...?
—¡Lucía, menuda sorpresa! ¿Qué haces aquí?
—Responderte a tu mensaje de buenos días. ¿No te parece original? —Sonríe mientras hace la pregunta. Por un momento no saben si besarse como saludo o... Pero lo que sigue extrañando a Guillermo es qué hace en la puerta de su instituto sin avisar.
—¿Te apetece que hagamos algo diferente? Pasar la mañana juntos, tú y yo.
—Pero yo tengo clase ahora... entro en cinco minutos. No sé si es buena idea.
—Vamos Guille, yo también voy a faltar a clase. Por un día no pasa nada.
—En la universidad es más común saltarse las clases. Pero aquí te tienen más controlado. —Lucía resopla pero Guillermo no puede desaprovechar esta oportunidad. Sus miradas se buscan y, rápidamente, ambos saben la respuesta.
—Está bien, vamos. Reconozco que a mí también me apetece estar contigo. —Y los dos sonríen mientras se alejan del instituto donde estudia Guillermo.
Lucía viste con vaqueros negros y una camiseta de manga larga de color blanco y rayas finas horizontales en negro. Además lleva chaqueta, también negra, que de momento parece que no sobrará. Y calza unos zapatos a juego con sus pantalones, aunque no son los mismos del pasado sábado. Sin olvidar que lleva un pañuelo color beis y colgada de un hombro la mochila. Quizás no estaba segura de la respuesta de Guillermo. El chico viste con unos vaqueros azules y una camiseta gris con un pequeño estampado. Y, como es lógico, también lleva la chaqueta y la mochila con los libros que tenía hoy de materia.
—¿Y qué se puede hacer un día entre semana sobre las ocho de la mañana? —pregunta Guillermo.
—Pues no lo sé Guille. Los mejores planes resultan cuando se improvisan.
ESTÁS LEYENDO
"Yo también" no es decir te quiero
Romance¿Sabes? He estado observando esta mañana desde mi ventana. Algunos caminan cabizbajos, otros corren apurados de un lugar a otro como si se les fuese a ir la vida. Los hay que van a un bar en busca de una cerveza a falta de sonrisas. ¿Pero...? Todos...