El hombre en desgracia

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El Au fue creado con un poco de ayuda de Vivaelcuarteto

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—Raul, me gusta alguien.

Su cara estaba bastante roja, la verdad era que no tenía ni una sola persona a quien contarle eso, y confiaba bastante en su hermanastro.

—Que bien —. Respondió de manera seca mientras seguia leyendo un libro para su examen.

—Es Rosario, ella es muy linda y agradable. —Su voz era temblorosa.

—Me alegro —. Su tono se volvió un más bajo, era claro que a penas le había dado atención a la situación.

Eso fue todo, Cris se quedó ahí hablando sobre lo mucho que le gustaba esa chica, Raul no volvió a decirle nada, pues estaba muy estresado desde que volvió a la secundaria. Si hubiera prestado atención a las palabras de su hermanastro le hubiera explicado que Rosario era demasiado grande para el, Cris solo tenía 12, era claro que Rosario era demasiado para el.

—Estoy tan harto...

Raul estaba en un bar barato de su pueblo podrido, la cerveza era tan mala que estaba caliente, cada trago causaba absolutamente nada en su interior, una parte de él se sentía muy mal por gastar su poco dinero en bebida.
Se prometía a sí mismo que cuidaría a su hermanastro, pero Cris ya no tenía ni útiles escolares y en vez de comprarle, ¿que hizo? Gastar el dinero para ahogar sus penas.

—Raro, ¿que haces? —. Esa femenina y agradable voz interrumpido todo pensamiento del hombre ebrio.

Rosario se estaba sentando a su lado con una amable sonrisa en su cara, ella siempre había sido una gran amiga desde que la conoció. sus largos dedos pasaron sobre la mesa y rápidamente le quito el vaso a su amigo, en unos segundos se lo bebió todo sin darle tiempo a que Raul protestara.

—Rosario ¿que haces en un bar tan tarde? Es peligroso.

—Agradezco que te preocupes Raul, pero esto es normal para mi —. Su voz sonaba algo molesta al contestarte —. Además, ¿que haces acá? Te pregunté.

—Me siento raro hoy, me di cuenta de que soy un inútil, ¡ya no se que hacer conmigo!, pensé que si volvía a estudiar podría darle una buena vida a mi hermanastro, ¡pero la verdad es que no puedo! Me cuesta demasiado y parezco un.. —. Sus palabras fueron rápidamente interrumpidas por su amiga.

—¿Retardado?.

—¡Por dios Rosario, no! Por que.. —. Su tono pasó de clara molestia a comenzar a reír como desquiciado —. Vos no tenes filtro ¿no?

A Raul siempre le había gustado eso de Rosario, no parecía importarle ser una mujer totalmente vulgar y brosera, sus chistes aveces llegaban a ser hasta Traumaticos, aun que siempre sabía cuando parar.

—Raul, te entiendo, para mi también habían cosas complicadas de entender, pero gastar tu dinero en alcohol no te va a ayudar en nada. — Su mirada reflejaba su clara pena por su amigo —. Al menos deja que yo te invite a tomar ¿si?

Eso fue lo que ella dijo, al principio el hombre se nego, pero apenas unas horas después estaban los dos llorando y hablando entre lágrimas y mocos, eran los únicos en todo el lugar, dejando muy incomodo al pobre bartender.

—Me obligaron a comerme a mi hamster ¡mi puto Hamster! La estúpida madre de Cris trato de seducirme, esa puta me manoseo y ¡mi padre se enojo conmigo! —. Lloraba tanto que sus palabras apenas se le salían de la boca, todas entre temblores.

—Te entiendo Raul, lo único bueno en mi vida era mi papá, ¿recuerdas que el 21 de septiembre desaparecí por meses? A mi papá se le aumento el Alzheimer, o como se putas diga —. Su voz sonaba quebrada a más no poder y se podía ver su cara tratando de mantenerse fuerte pero parecía que se estaba muriendo —. Ya no me recuerda Raul, el me dijo que no debía llorar pero es todo lo que puedo hacer.

RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora