—¿Rosario paso algo? —. Quería seguir diciendo cosas de aliento pero no quería sonar cursi.
—Murio mi papá.. —. Rosario paro sus pasos quedándose quieta unos segundos, se acerco a Raul y lo volvió a abrazar.
Raul no dijo nada, el día de hoy pensaba ser alguien romántico, el jamás experimento la muerte de alguien importante, y jamás supo tampoco cómo se suponía que tenía que consolar a alguien. Abrazo como pudo a Rosario mientras temblaba un poco, conocía la fortaleza de Rosario pero también sabía que como todos ella no era tan dura en su interior, ninguno de los dos lo era.
—Rosario, calma, son cosas que pasan —. Se quedo en silencio sin saber que hacer, se sintió como un idiota, esa fue la peor forma de consolarla.
—Supongo que si.. tienes razón —. El silencio volvió a reinar, abrazo aun más fuerte a Raul, no lo quería soltar.
—¿Quieres quedarte en mi casa? —. Se escondió rápidamente en el hombro de la chica algo asustado por la respuesta.
—Claro.. —. La chica mantuvo los ojos abiertos y se separo un poco para mirar al hombre, notando que se veía nervioso.
Caminaron uno al lado del otro, no se soltaban, la mirada de Rosario se veía aun muerta, en especial si Raul se alejaba mínimamente de ella, no soportaba la idea de estar separado de el, era el único problema que tenía, su dependencia a los hombres, algo que odiaba pero ahí estaba, solo que por primera vez esa dependencia no la estaba dañando, por primera vez alguien no se aprovechaba de esa dependencia.
Llegaron a la casa y entraron, era bastante tarde por lo que Cris ya estaría encerrado en su habitación, Raul dejo a Rosario en la habitación unos minutos para arropar a su hermanastro.
La chica se sentó en la cama y comenzó a mirar esa habitación, estaba sucia y desordenada, la chica se volvió a parar, quedarse quieta cuando estaba nerviosa no era lo suyo, se paro frente a una de las fotos de Raul, pues solo tenía una, solo tenía una foto con Cris, su hermanastro, parecía que ninguno de los dos querían sacarse la foto, pero aun así lo hicieron.
Una risa salio de entre sus pálidos labios mientras se sentaba de nuevo, Raul era extraño, un rarito que sabía bien como querer incluso si la idea de ser empalagoso no iba con el, se tiro a la cama mientras sentía su vida pasar por sus ojos, la figura más importante en su vida se había ido, estaba sola, creyó que era algo que Raul y ella compartían, pero no fue así, el tenía a alguien en su vida, alguien muy importante, y ella solo quería ser así de importante para alguien.
—Rosario, ya termine —. El hombre se acerco a la chica y se sentó en la punta de la cama —. Si queres decime como estas.
—Para la mierda.
—Oh.
Raul jugó con sus dedos nervioso, realmente no tenía relación alguna con las mujeres, no convivía con ellas, un suspiro salió de sus labios y hizo lo primero que se le ocurrió. Se subió a la cama y se recosto a su lado, con lentitud junto su dedo índice con el de ella, una manera extraña, pero ya estaba tan nervioso que su mente no funcionaba del todo bien.
—No se que se siente eso Rosario, jamas perdí a alguien en mi vida, jamás quise a mi papá o a mi mamá, pero tengo a una persona importante en mi vida, y se lo que se siente pensar que lo estas perdiendo, y no, no imagino que haría si el muriera, pero te puedo prometer que si tu necesitas que este ahí, solo para saber que no estas sola... yo voy a estar ahí.
Rosario siguió con la mirada al techo en silencio entonces se sentó en la cama unos segundos, luego se subió encima de Raul, sentándose en su regazo. El hombre se puso nervioso y trato de sentarse pero la mirada aún muerta de Rosario lo dejó echo hielo.
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Raros
RomanceRosario no era más que una puta, eso no evito que Raul comenzará a desarrollar sentimientos por ella. Rosario y Raul eran buenos amigos, se volvieron más unidos después que Miguel se alejara, pero desde esa borrachera Raul no pudo evitar ver a esa m...