pequeña Shirley

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"No recuerdo tanto, en realidad lo poco que recuerdo cuando era pequeña es a Rosi, la conozco desde siempre, nuestros papás eran mejores amigos desde la secundaria, se conocían al derecho y al revés, el padre de Rosi fue el modelo a seguir de cómo criar a un bebé para el mío, así que era obvio que pasaríamos mucho tiempo juntos, esa hermosa relación que llevábamos todos juntos se rompía cada dos por tres, claro que había razones, una especifico..."

—Porque tu papá era negro —. Rosario soltó una risa mientras miraba a su amiga.

—¿Tu papá era negro?, pero si sos súper pálida —. Dijo Mario en un tono casi inentendible.

—Negro y pobre, la continuación perfecta para que lo alejaran de mi familia de clase media alta —. Rosario dejó escapar una carcajada aún que se mordía el labio para aguantarla.

—¿Podemos olvidar ese detalle?, el punto es que la mamá de Rosario es super racista y clasista... —. Refunfuño Shirley levemente irritada.

"Nuestro tiempo juntas era contaste cuando su mamá no estaba, solo que la relación de nuestros padres lo arruinaba, peleaban por todo así que era complicado vernos, y sobre mi padre... ¡Él era el mejor!, sé que no nos parecíamos en nada, él era todo lo contrario a mí, delante de todo el mundo era una bomba llena de palabras fuerte, jamás cuidaba su lenguaje, hasta tengo vagos recuerdos de cuando intento enseñarme fútbol en mi cumpleaños de cinco, tal vez no era tan buen padre como el de Rosi, pero sé que me amaba y eso realmente me bastaba más que nada, creo que lo único realmente malo en mi vida era mi abuela, ella era tan... supongo que es complicado.

Las personas rumoreaban cosas crueles de mi padre, y mi abuela era quien las esparcía, Eran dolores de cabeza totales, los insultos constantes llamando travesti, o el hecho de que tuviera un hijo fuera del matrimonio, me decía que no le importaba, pero en sus ojos se denotaba ese dolor. Vivíamos solos nosotros tres, así que tenía sentido que nos conociera al derecho y al revés, más de lo que yo lo hubiera conocido, pero sus mentiras muy crueles al punto de hacerme llorar.

Las cosas empeoraron cuando la familia de Rosario se empezó a juntar con la de Miguel, esto era simplemente para juntar un acuerdo y hacer que Miguel y Rosi llegarán a tener un matrimonio en un futuro, mientras eso pasaba alejaban a cualquier... hombre... de la... la vida de Rosi, así que empezamos a dejar de vernos, me sentía muy deprimida de tener que alejarme de la única niña de mi edad que me entendía y soportaba.

—¿Por qué no puedo ver a Rosario? —. Preguntaba la pequeña sentada en el regazo de su padre.

—Por qué los tarados de los padres no quieren, y no tengo ganas de escuchar sus discursos de por qué piensan que están haciendo bien —. Hizo comillas con los dedos para luego despeinar el cabello de la pequeña.

—Pero quiero ver a Rosi, me siento sola...

—¿Sola?.

—Perdón, solo —. Bajo la cabeza apenada y entierro la cabeza entre las piernas.

—No te preocupes mucho, solo necesitas adaptarte, los amigos se van —. Dijo en una voz relajante tratando de mantener calmada a su hija.

—¡Pero no quiero estar solo! —. Sin poder más sus ojos se desbordaron de lágrimas.

—¿Qué?, ay carajo, no peque no llores, shh, shh, tranquilo —. Sudo frío y abrazo a la pequeña contra su pecho.

Me abrazo contra su pecho hasta que nos quedamos dormidos.
Creo que era un buen padre, recuerdo que no teníamos mucho dinero tampoco, pero había gastado todos sus ahorros en comprarme una muñeca a pesar de lo raro que se le hacía, tenía algunos comportamientos que a sus ojos eran extraños, como esos dibujos sobre animales que se identificaban como otras especies, a pesar de eso nunca le desagrado, hasta hacía cuentos de ese estilo para mí, era terrible escribiendo, pero sé que lo hacía del fondo de su gran corazón.

Luego de eso me dejó al cuidado de mi abuela, agarro su mochila violeta, solo se iba a tomar mate, me prometió que iba a volver rápido, pero no lo hizo, me quedé todo él día y noche encerrada en la habitación esperando que volviera a mí, se me hundía el pecho mientras miraba por la ventana esperando verlo, a pesar de las eternas veinte horas que habían pasado desde que se fue.

Me encerré con la muñeca a abrazarla contra mí, fingiendo que era ella la que estaba triste, fingiendo que yo la estaba consolando a ella, mi cuerpo tembló al ver a mi abuela mirar como sostenía la muñeca, nunca pude olvidar realmente la mueca de decepción y desaprobación que me mostró, me tiro del brazo por toda la casa, chocándome contra las paredes sin cuidado alguno, mis sentidos se agudizaron cuando escuché el sonido de la pava hirviendo, me tomo de las manos y las sostuvo con fuerza en la pileta de la cocina antes de levantar la pava...

El hecho de que no estuviera mi padre para consolarme luego de eso me hizo saber bien que no lo iba a volver a ver jamás, me hice bolita en su cama brazada su ropa para tratar de sentirme segura, pero luego de ese acontecimiento el dolor no me dejó dormir.

Viví bajo sus reglas, bajo su mirada sobre mis comportamientos, viví con el pie de mi abuela aplastando mi garganta, las cosas no se calmaron con el tiempo, ya me odiaba lo suficiente por vivir con ella, solo quería deshacerse de mí, era lo que más me dolía de nuestra relación, que no le importara en absoluto, me sentía en una jaula con espinas, escapaba una y otra vez de la casa solo para estar cerca de Rosario, pero ella tenía la obligación de pasar constante tiempo con Miguel, y él sentía asco de mí, no entendía por qué, supongo que solo un gay reconoce a otro.

Mi abuela trataba desesperadamente de deshacerse de mí su desespero se notaba, y cada vez que la veía mi cuerpo escondía las manos detrás de la espalda, la cosa cambió cuando conocí a mi primera novia, tenía quince recién cumplidos y ella diecisiete, a mi abuela le agrado rápidamente, yo era ese regalo envuelto, o más bien un perro herido que necesitaba el cuidado, no es tan complicado querer apoyarse en alguien mayor que vos.

Uno de los momentos más frustrantes de mi vida fue salir del closet, yo me sentía algo extrañado por el sexo, no estaba acostumbrado, me adapte rápido a la idea y me deje llevar, pero las cosas no salieron como yo quería, con el tiempo seguía gustándome, pero no era más que eso, un gustar vacío, nada me divertía, el miedo de ser abandonada nos llevó a uno de esos, ya saben... eso, luego de que se fuera me mire al espejo con esa peluca, creo que no había visto mis propios ojos brillar tanto desde pequeña..."

—Aww, que bonito, el auto descubrimiento es bueno, ¿qué hay de tu novia? —. Pregunto Raúl con genuino interés.

—Nah, cuando le dije que era trans se murió de risa y le contó a todas las personas posibles sobre mí "problema", las novias son difíciles, o bueno, encontrar alguien que siquiera tenga sexo conmigo es muy difícil —. Suspiro con la cabeza agachada mientras las manos sudaban frío entre esos leves temblores.

—Ya encontrarás a la mujer ideal, para que le hagas cuchí cuchí —. Rosario se acercó y la abrazo un poco en forma de consuelo notando como esta reía avergonzada.

—Prefiero la forma vulgar —. Shirley levantó su brazo y le dio una bofetada brusca en el hombro —. Necesito oír como fue que se conocieron antes de que me vaya —. La mujer miró a un lado notando que Mario asentía hasta emocionado.

—No se emocionen, no es la gran cosa —. Contesto la rubia sonrojada para luego soltar su risita amistosa.

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Ya estamos cerca de terminar, agradezco todas las vistas, me siento realmente feliz con cada comentario que leo, y como agradecimiento un dibujo de Shirley por su historia 🎉🎉🎉

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