Humedo

144 14 69
                                    

Tw:Sexo oral explícito

Las caricias y besos húmedos se hicieron presentes en el instante que cerraron la puerta de la habitación, Rosario solía ser la atrevida, no podía evitar sentirse avergonzada cuando Raúl se alejó del beso y se sentó en la punta de la cama, hizo señas con ambas manos para que se acercara, jadeo al ser tirada sobre su regazo, recibiendo besos y lamidas por todo el cuello mientras ambas manos de su esposo trataban de bajar el cierre.

—Sé que si te ayudo se va a perder un poco la atmósfera, pero me parece que no podes —. Le susurro entre pequeñas risas que trataba de resistirse.

—¡Si puedo!, dame un segundo —. Pidió avergonzado alejándose del cuello de la mujer para prestar total atención al cierre, usando su poca fuerza para lograr su cometido.

—Muy lindo, pero no podes —. Echo un suspiro bajándose del regazo del hombre, bajo el cierre con total facilidad quedando en ropa interior, se dio la vuelta sonriéndole al hombre.

—Perdón —. Se quitó los lentes pasándolos sobre la mesita de luz a un lado, dejo caer su cuerpo sobre la cama de mala gana, parecía que ese simple acontecimiento le quito las ganas de seguir con el sexo.

—Raúl, te amo, pero sos un exagerado —. Se tiró sobre él sentándose en su entre pierna mientras ambas manos acariciaban sus mejillas.

—Todavía no entiendo por qué te casaste conmigo.

—Por qué parecías un perro callejero necesitado de una dueña —. Sonrió complacida al oír una pequeña risa salir de los labios de su esposo —. Pero si te soy sincera, estuve dudando de pedírtelo hace seis meses, y el anillo ya lo tengo hace siete —. Se recostó en su pecho haciendo círculos con el dedo en el lugar.

—Debo ser un asco para qué lo dudarás tanto —. Acerco la mano a su espalda jugando con los broches del sostén.

—No era por eso, era por... ya sabes, por eso...

—¿Otra vez con eso?.

—Perdón por siempre hablar de ese tema, no quiero irritarte —. Se removió un poco escondiendo la cabeza en el cuello del hombre.

—Mi amor, no puedo decirte como sentirte con eso, yo no siento ese deseo tan grande de ser papá, pero no quiero que sientas culpa por no poder darme un bebé, me case con vos porque te amo, no para embarazarte.

—Sé que no es por eso, pero el sentido de casarse es para poder formar una familia con quien amas, tener sexo conmigo es un desperdicio de esperma.

—¡No digas eso!, cada quien le pone el significado que se le cante al matrimonio, pero no esa estupidez, además disfruto cuando tenemos intimidad, de todas formas no me agradan tanto los niños, son muy dependientes y sucios, es desagradable —. Admitió tratando de consolar a la mujer —. No estés triste mi amor, sé que es un problema, pero podrías resolverlo sí...

—Raúl no voy a ir a terapia por esto ¿por qué todos piensan que necesito eso? Soy una persona totalmente dependiente y cuerda.

—Pero te afecta no poder tener hijos, ¿por qué no lo intentas al menos?, podrías mejorar y olvidarte de ser tan dependiente a la idea de parir.

—Andate a la mierda, ya mataste el ambiente —. Gruñó y se bajó de encima de él, mirando a la pared molesta.

—No trataba de molestarte mi amor —. Se arrodilló en la cama y acomodo la cara contra el hombro de su esposa mirándola con sumisión —. Solo quiero que estés bien, me preocupa que te vuelvas un peligro para vos misma, no te enojes mi rosedal —. Susurro en un tono dulce dando besos en su hombro.

—Sos como un perro Raúl —. Rodó los ojos para luego estirar su brazo, dando caricias en su cabeza y luego su mentón —. Lo voy a pensar, solo si aceptas...

—Si el de treinta está bien —. Dijo mimosamente con ambos ojos cerrados recibiendo las caricias.

—Iba a decir si aceptas un beso —. No pudo evitar soltar una carcajada al ver como Raúl abría los ojos y su cara se ponía de color rojo brillante.

Este rio nervioso y se acercó a besar sus labios de manera suave y dulce, salió de detrás de ella y como pudo se acomodó en el regazo de la mujer, ambas manos fueron directo a su espalda, tocando el broche suavemente y luego desabrochándolo, Rosario no pudo evitar sonreír al sentir que Raúl se emocionaba al sacar esa prenda del camino.

Miro las zonas desnudas y sonrió sumamente emocionado y nervioso, debía admitir que era su parte favorita y odiaba la idea de compartirla con alguien, apretó un poco sus botones poniéndolos duros y haciendo que un gemido suave saliera de su pareja, bajo la cara para tomarla uno de los pechos en sus labios, pero la mano de la mujer comenzó a empujarlo desde la cabeza, llevándolo a arrodillarse en el suelo, estaba por levantarse cuando sintió la mano de la mujer acercarlo a su intimidad, soltó un pequeño gemido y nervioso comenzó a obedecer el pedido silencioso.

Los sonidos húmedos de las lamidas eran hasta más sonoros que los gemidos de la mujer a la que atendía, los esfuerzos de Raúl sembraban fruto mientras la mujer acariciaba su cabeza y seguía jadeando más fuerte con cada lengüetazo, el hombre trató de separarse para preguntarle si estaba bien, no podía negar que ya estaba teniendo incomodidad en cierta zona, las manos de su esposa bajaron a su cuello acariciándolo suavemente poniendo a Raúl tenso y más rojo.

—No te dije que pares —. Susurro la mujer con una sonrisa coqueta riendo ante la expresión avergonzada de Raúl, quien bajaba lentamente a dar lamidas más bruscas y hasta más ruidosas.

Los nervios y jadeos de Raúl subían al sentir el roce intencional de los zapatos de su esposa contra su pantalón, podía sentir que estaba tan excitado que se volvía doloroso, gimió por lo bajo enterrando la cara y acariciando sus piernas masajeando cada área interna.

Las lamidas a su intimidad se volvían cada vez más rápidas hasta que pudo llegar al clímax, se acomodó apropiadamente aún cansada, busco en el saco de Raúl unos pañuelos limpiando la cara del hombre, este se levantó del suelo para darle un beso teniendo la mano de Rosario tapándole la boca.

—Lávate la boca.

—¿Qué?, ¿ahora?, pero no quiero —. Abrazo la espalda de su esposa removiendo la cara entre los pechos desnudos de su pareja.

—No era pregunta mi amor —. Le dio una fuerte nalgada y este se alejó de mala gana yendo al baño avergonzado.

Sabían bien como seguiría la noche, y la idea les divertía y avergonzaba al mismo tiempo, Raúl sentía la piel de gallina de solo pensar en lo adolorido que estaría cierta parte de su cuerpo mañana por la mañana, no quitaba el hecho de que algo latió en el de solo pensarlo, y no fue necesariamente su corazón.

_________________________________________
Mis disculpas si fue incómodo, puedo hacer la segunda parte si me dicen si les gustó, besos ♡

_________________________________________Mis disculpas si fue incómodo, puedo hacer la segunda parte si me dicen si les gustó, besos ♡

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora