Un poco de amor

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Ambos pasaron la noche bastante intima, por alguna razón ese atrevimiento y la dominación que tenía Rosario sobre el lo prendía.

Despertaron más juntos que nunca, incluso aun que apenas podían abrir los ojos Raúl comenzó con un ataque de besos contra la cara de Rosario que mantenía sus ojos cerrados, ella río entre los besos, sus mejillas se sonrojaron mientras trataba de empujar a Raúl, ella se sentía tan amada.

—¡Raúl!.

Gimió ella por como el hombre repartía besos dulces por su cara y cuello, normalmente se lo hubiera tomado como algo más, pero solo podía sentir un inmenso cariño y amor, nada de un sentimiento sexual, solo tomando esos besos desde su lado más dulce.

—Parece que ya no eres nada tímido —. Dijo en un tono bajo, tomo la cara de Raúl y le dio un leve toque en la nariz con la suya.

—Después de lo que paso ayer lo dudo.

—No fue muy hetero la verdad.

Raúl soltó una risa y escondió su cara entre el pecho desnudo de la chica, abrazaba a la chica por la cintura aún estando los dos recostados tranquilamente, Rosario sonrió con algo de timides y acaricio el pelo del hombre, jugando con el mientras tarareaba la canción que había echo para el.

—Perdón —. Su voz se rompió un poco en cuanto lo dijo, agarro con más fuerza la cintura de la chica.

—¿Por que? —. Pregunto bastante confundida y parando su tarareo.

—Por lo que te hice..

—Es obvio que te perdone, no te preocupes por eso —. Una leve palmada toco la nuca de Raúl mientras reía, su risa desapareció al oír unos suaves sollozos por parte del hombre entre sus pechos —. ¿Te di muy fuerte?.

—Ayer si.

La mujer soltó una risa pero sabía que no era por eso que Raúl lloraba, se sentó en la cama alejando al hombre de sus senos, lo sentó en la cama y se sentó en su regazo, dejando que escondiera la cara nuevamente.

—¿Aún te sientes mal por lo que paso?, no fue para tanto, se resolvió en un día —. Rosario pudo sentir como la sección en donde Raúl escondía su rostro se humedecia dando a entender que estaba llorando.

—Lo se, pero te hice sentir mal, se siente horrible que den tanto amor para luego desecharlo todo a la basura, lo lamento mucho —. La voz de Raúl se rompía, escondiéndose lo más que podía —. Miguel tenía razón, no soy un hombre de verdad, ¿como sabes que soy bueno para ti?.

—Raúl, no digas estupideces, Miguel no da buenos consejos, tal vez te da la mejor razón posible algún día... —. Soltó un leve suspiro y trato de alejar la cara de su novio del escondite.

—No, Rosario para —. Raúl no estaba dispuesto a que Rosario lo viera llorar más, de lo que ya había visto, así que enterraba la cabeza más.

—Raúl saca la cabeza de mis putas tetas o no te dejare ni verlas.

Raúl suspiro apenado y saco la cabeza de una vez, mirando al suelo y sonrojandose mucho, había olvidado que ambos estaban desnudos aún. Rosario tomó al hombre del mentón, mirándolo a los ojos, con todo lo que había pasado ni había notado que estaba más que desecho, peor de lo que el vagabundo de Vladimir podría verse.

—Hay Raúl..

—Rosi, no me mires, ¡hasta Miguel es más hombre que yo!

—Es tan hombre que maltrata a su hijo, desprecia a todos los que no tengan sus pensamiento y una larga lista de cosas, no digas cosas estúpidas, eres más hombre de lo que el será jamás —. La mujer espacio besos por las párpados su novio y apretó sus mejillas.

El hombre se dejo, disfrutando del cariño que le era proporcionado por su fantástica novia, pero volvió a enterrar su cabeza entre los pechos de ella. Rosario solo sonrio y acaricio la espalda del hombre.

—¿Es alguna costumbre tuya acaso? —. Pregunto ella sintiéndo qué vomitaría esas famosas mariposas.

—Me desestresa..

Ambos quedaron en esa posición por un largo rato, tuvieron que acordarse de la existencia del hermanastro de Raúl para si quiera pensar en separarse de nuevo.

Raúl se ponía sus pantalones, realmente Rosario no era la única que no había notado los detalles por las cosas que pasaron, recién se había dado cuenta que lo único en la habitación era la cama, se levantó sin ponerse su camisa y siguió mirando la casa.

Tampoco estaba la heladera, la mesa, sillas, ni la cocina, Raúl ya se sentía muy preocupado de que la casa estuviera tan vacía, volvió a la habitación y vio a Rosario que únicamente se había puesto la falda, Raúl se le quedó mirando extrañado.

—¿Que?, ya te dije que solo es grasa, no me mires así.

—No es eso, ¿por que tu casa está vacía? —. Raúl se le quedo mirando, claro que las cosas de la casa no eran todo lo que no noto, pues ahora que se daba cuenta Rosario se veía extremadamente flaca.

—Oh eso, las vendí, no vendí la cama por que no tendría donde dormir —. Explico restandole importancia a todo.

—Rosario no puedes hacer esas cosas, ¿por que vendiste tus cosas?.

—Por qué conseguir dinero no es tan fácil, ¿acaso soy yo un hombre blanco heterosexual y cis?, no, no soy eso, soy el puton del barrio, ¿para que crees que me contratarian?.

Raúl se quedo en silencio con un sonrojo cubriendo su cara por la vergüenza, lo que menos quería era molestar a la mujer, sabía bien que con su reputación no sería tan fácil que la contrataran para algo diferente a relaciones íntimas, y sabía bien que Rosario prefería el cariño antes que cualquier otra especie de situación.

Ella se paro, se acerco a su novio y lo abrazo, claro que este le devolvió el abrazo de inmediato, Rosario se puso algo nerviosa al sentir como Raúl pasaba sus manos por su panza y la zona de las costillas.

—¿Estas comiendo bien?.

—Que rápido cambias el tema..

—Por favor, contéstame —. Su voz era tan dulce que pudo ver como Rosario se le subía el color rojo.

—No estoy comiendo mucho, estoy ahorrando dinero —. Dijo ella mientras miraba a otro lado.

—No hagas estupideces Rosi, ¿para que ahorras tanto?.

—Me tengo que mudar..

El hombre se quedó en silencio de inmediato, la miró con los ojos bien abiertos sin entender la situación en absoluto, estuvo un buen rato analizando las palabras de Rosario, no podía creer lo que había oído.

—¿¡Que!?, ¡No puede.. o sea, si, si puedes pero.. pero no —. Tratamudeaba mientras se masajeaba la cien.

—Estas siendo raro, tranquilo, no me iré muy lejos, pero tal vez si lo hago quieras venir conmigo.

—¿¡Que mierda, Rosario!?.

El hombre sentía que se le caería toda la mandíbula por esto, no podía creer que esto estaba pasando, había oído que las mujeres aveces iban muy rápido pero esto era un nivel muy grande para el, estaba muriéndose por dentro sin saber que decir o pensar, su relación había empezado hoy, era demasiado.

—Ya te dije que te calmes, nadie te obliga a hacerlo, entiendo que te asuste pero dudo que tengas otra opción, el padre de Cris parece divorciado con 50 denuncias por acoso y 10 por violencia intrafamiliar —. Rosario parecía hasta irritada.

—Entiendo tu punto, pero no me puedo ir, se defenderme.

—Tu si, Cris no, ¿tu crees que este bien con ese hombre cuando tu no estas?, no quiero apurarte, pero ahorre mucho, puedo mantenerlos a ti y a Cris por un tiempo, por favor, Raúl..

Este trago en seco y suspiro, bajo la mirada y luego la volvió a levantar, solo respondió con un "lo pensaré", su duda era más que obvia, ¿dejarse mantener por Rosi?, era algo difícil para el, sentía que se aprovechaba de ella, quería que su hermanastro estuviera seguro, pero ¿esto?, era mucho para el.

RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora