la más rápida

186 19 70
                                    

El ambiente en donde convivían era totalmente tóxico, la madre de Raúl nunca estaba y el padre de Cris se quedaba en el sillón o se iba a quien sabe donde, era un hombre peligroso, Cris le tenía un miedo inhumano, esas eran sufiencientes razones para mudarse con Rosario, pero Raúl estudiaba, eso significaba ser mantenidos por Rosario y hacer que también cuidara a su hermano, todo con un día de noviazgo.

De tanto pensar en el tema le dio un dolor horrible de cabeza, se estaba aprovechando de Rosario en su máxima expresión, se metió a su casa y se encerró en la habitación a pensar, no podía decidir al azar de algo tan importante como sobre explotar a Rosario o dejar que sigan viviendo con un monstruo.

Suspiro, ahogo un grito con la almohada y pensó que lo mejor sería quedarse, esto lo estaba abrumando demasiado, no haría que Rosario trabajará y cuidara de Cris, pero entonces escucho un grito agudo, era claro que fue de el.

Se levanto de la cama y vio a Cris con el labio roto temblando de miedo en el suelo, lo más seguro es que fuera por que llevaba esa falda que Rosario le dejo, una muy buena razón para hacerle daño a un chico de doce años, era impresionante que no pudiera estar cinco minutos pensando sin que algo pasara.

Se puso delante de Cris y lo ayudó a levantarse del suelo, claro que al ver a Raúl el hombre se dio la vuelta, ninguno de los dos tenia ganas de una pelea en este momento, el más joven se tapaba la cara para que su hermanastro no viera como lo habían dejado, Raúl estaba por tener un colapsó por toda la sobrecarga de emociones que estaba sufriendo.

Fue a buscar algo de hielo y ambos se encerraron en la habitación de Raúl, el ojo ya le estaba temblando por tanto estrés, sus manos sudaban de igual manera, las piernas le temblaban tanto que le dolían mucho, si Cris hablaba una sola vez seria suficiente para hacerlo explotar en agresividad, pero le dio el hielo a su hermanastro y este negó con la cabeza, afirmando estar bien a pesar que su labio sangraba en exceso.

Raúl estaba muy alterado para ponerse a insistir, dio un rápido golpe al labio del chico con la bolsa de hielo y la dejo ahí, aun cuando el lo quiso alejar Raúl mantuvo la mano en ese lugar hasta que Cris cediera a sostenerla, recibió un quejido y una mala cara por parte del otro mientras que sostenía la bolsa.

—¿¡Que te pasa!? —. Soltó un quejido más suave y se dejó el hielo adolorido.

—Perdón —. Dijo casi en un grito alterado, se quedo en silencio respirando unos segundos y luego se sentó al lado del chico —. Perdón, perdón, estoy un poquitito estresado.

—¿Poquitito?, ¿que te paso? —. Cris seguía con su cara y voz molestas.

—Nada importante, ¿puedo saber que paso?.

—El pensó que no estabas así que me comenzó a pedir cosas, pero no lo oí, entro a la habitación y me vio usando esto... estas cambiando de tema otra vez..

—Sabes que no tienes que sentirte mal por usarla, ¿no? —. Raúl lo abrazo y le dio un golpe en el hombro.

—Es bastante complicado pensar eso cuando me golpearon por eso —. Suspiro y abrazo con fuerza a Raúl, escondiéndose en su pecho mientras temblaba —. ¿Cuando podrás trabajar?, quiero irme Raúl...

—Incluso así sabes que no podría llevarte conmigo, eres menor y no soy nada tuyo —. Trato de hablar de manera fría pero se sentía triste de solo pensar en ese echo.

—Te quiero más que a mi padre Raúl, no me dejes solo —. Su cara se humedecia ligeramente mientras se presionaba más.

Este se sorprendió pero prefirió mantenerse en total silencio, la acariciaba la espalda a su hermano y le daba palmada para calmarlo de algún tipo de manera, luego de un rato así Cris se quedó totalmente dormido, fue arropado por su hermanastro, se quedo a su lado para acariciarle el pelo.

No quería pensar en lo que dijo Cris, hasta que terminara la secundaria de una vez no tendría un trabajo que fuera suficiente para mantenerlos a ambos, pero Rosario tenía suficiente dinero para encargarse de los tres, además que podía conseguir un trabajo de verdad si se lo proponía.

A Raúl le quedaba un sólo año, aún así era verdaderamente penoso por su edad, tenía un millón de razones para decir que si, un millón de razones para decir que no, se sentía tan avergonzado de no poder al menos decidir lo que quería.

Se tapo en la cama junto a Cris y llamó a Rosario, tendría que hablar con ella si realmente quería tomar algún tipo de decisión, aun que cuando ella atendió Raúl no pudo hablar, se sentía avergonzado y apenado de si quiera pensar en aceptar una propuesta tan acelerada como esa.

Tartamudeaba nervioso tratando de al menos saludarla, claro que tampoco era algo que pudiera lograr.

—¿Raúl que pasa?, cálmate cariño.. —. Rosario se quedo en silencio algo avergonzada pero siguió —. ¿Es por mi pregunta de hoy?.

—Si..

—Esta bien, no te preocupes, puedes elegir lo que quieras, no estás obligado a nada.

—El golpeó a Cris, ¿que debo hacer?, no quiero aprovecharme de ti, esto me abruma mucho, Rosario, es muy rápido, todo va demasiado rápido.

—Raúl, deja de lloriquear, tienes que calmarte, se que estas abrumado, entiendo que te asuste, se que voy muy rápido, pero eso es por que quiero que estés bien, incluso si nos peleamos te quiero cuidar a ti y a Cris, no quiero que les hagan daño...

Raúl se quedo en silencio, había muchos peros, ya era suficiente, claro que aún estaba en un estado de preocupación extrema, pero no podía dejar que Cris siguiera viviendo en este infierno, y a pesar del tiempo tan reducido en el que había estado con esa mujer la amaba, verla todos los días le encantaría, tener una casa junto a las únicas personas que quería.

Dejo de dudar y acepto la propuesta de Rosario, esta se emociono tanto que se puso escuchar como se cayó de la cama, realmente a ambos les hacía falta compañía, más de lo que creían, Raúl se quedo en la cama junto a su hermanastro, le corto la llamada a Rosario luego de unos minutos, pero no soltó el teléfono.

El celular de Miguel vibraba junto a su mesita de noche, estaba fumando mientras miraba el vidrio roto de su ventana, se acerco a la mesita y tomo el teléfono, al ver quien era corto de mala gana, pero volvió a recibir la llamada.

—Raúl sos más chupa bolas que una mujer —. Gruñó molesto mientras prendía otro cigarrillo.

—Solo quería decirte que me voy a mudar con Rosario —. Fueron unos segundos de silencio hasta que pudo escuchar la horrible voz de Miguel.

—¿Mudarte con Rosario?, se te nota que tu mujer te gobierna —. Miguel soltó una risa ahogándose por el humo en sus pulmones.

—Se que no te importa, vos a mi menos, pero quiero saber que paso entre tu y Rosario.

Incluso la risa de Miguel paro, se comenzó a oír un poco más serio, echo un suspiro bajo y se quedo en silencio hasta por fin soltar algo.

—Eso no te incumbe.

—¿Acaso eran novios?, ¿le metiste alguna de tus estupideces machistas en la cabeza?, ¿es que tu.. —. Raúl fue callado por el gruñido molesto de Miguel.

—Eso no te importa, Raúl, ni le preguntes, punto final.

—¿Tienes huevos para hacerla sufrir pero no para admitirlo?, y tu eres más hombre que yo.

—No me hagas enojar —. Grito Miguel.

Era más que obvio que le estaba hirviendo la sangre de solo escuchar las palabras de su "amigo", era una persona narcisista y creída, odiaba que lo trataran de bajar de su nube de irrealidad, se apretó los puños fuerte y se mordió el labio para resistirse a contarle las cosas a Raúl, pero no pensaba hacerlo, ni hoy, ni nunca.

—Solo ve a que te gobierne esa puta, que tengas suerte.

Miguel no dejo que Raúl contestara, solo corto la llamada, era claro que una persona tan orgullosa y testaruda como el jamás soltaría algo, pero no quería abrumar a Rosario con preguntas.

Se acomodo en la cama, abrazando fuerte a su hermanastro, se sentía mas seguro cuando podía dormir a su lado para cuidarlo de todo mal, sentía que tal vez lo veía más como un hijo que como él hijo del novio de su madre, y tal ahora serian casi como una familia.

RarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora