Cita (parte uno)

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La mujer abrió los ojos escuchando a las aves cantar, su siesta fue más que larga, miró a su novio y le mordió la mejilla para levantarlo, era un hermoso fin de semana y estaba lista para seguir su gran plan del día, no estaba para esperar más a que Raúl diera pasos como un bebé.

—Rosi —. Le tiro un poco del pelo mientras soltaba unas risas aun adormilado.

—Levántate, ¿no sabes que día es?.

—Ya sé, ya sé —. Raúl tomó sus anteojos y beso los labios de Rosario con suavidad —. ¿Cuánto vamos?, ¿ocho?.

—Nueve, estúpido —. Dijo ella soltando una carcajada con un sonido de cerdito, sonrojándose y tapando su boca.

—¿Nueve años?, y encima escuchando esa risa hermosa, ¿cómo no me morí escuchando ese sonido angelical?.

Raúl se acercó y lleno de besos la cara de su novia, ambas manos acariciaban su cintura sin cesar, se veía embobado, ambas mejillas de un color rosado fuerte, no podía evitar sentirse especial al ver cuanto tiempo estuvieron ellos dos juntos.

—Te amo tanto, tanto... —. Volvió a hablar Raúl besando su boca cada dos segundos, separándose solo para decir "tanto".

Ella ríe nuevamente, cada vez se sentía más avergonzada, pero feliz del resultado de su vida actual, se levantó de la cama aún sintiendo que Raúl seguía pegado a su cintura, como pudo se separó de él.

Era un día especial así que no pensaba ser sencilla, al menos no por hoy, se desnudó relajada teniendo la mirada de Raúl quien soltaba risitas de vergüenza.

—Cámbiate, no me mires tanto —. Dijo divertida dándole un beso en los labios.

Busco entre su ropa y se puso el vestido rojo más hermoso que pudo encontrar, y se maquilló, se admiraba en el espejo sintiéndose bonita y especial, no lo había sentido en mucho tiempo.
Raúl se cambió de mala gana y se volvió a aferrar a la mujer, repartiendo besos por cualquier área en donde estuviera su piel a la vista, el hombre se volvió a pegar a ella sin soltarla un solo segundo, y así tuvo que bajar las escaleras.

—¿Se me ven muchos los pechos? —. Hablo bajo en un tono apenado, no quería volver a parecer una puta.

—Un poco, pero así te ves bien, además hace calor —. Pego su mejilla a la de la mujer e hizo movimientos mimosos como si de un gato se tratara.

Al llegar Cris al piso de abajo se encontraba sentado en el sofá con una sonrisa grande en su rostro por verlos tan bien y tan unidos, Raúl parecía hasta orgulloso de mostrar su parte más mimosa y cursi.

—Feliz aniversario, ¿que van a hacer? —. Dijo Cris mucho más emocionado de lo que debería.

—Vamos a tener una cita, ¿te dejamos la casa para vos o vas a traer a una señorita? —. Pregunto Raúl mientras besaba la mejilla de la chica.

—Ah si, no voy a traer a nadie. — Contestó sonrojado.

—Entonces el señorito y yo nos retiramos, pórtate bien.

Raúl se soltó de Rosario y le dio a Cris un abrazo bastante rudo, Rosario le dio un beso en la frente y le dijo cuanto lo quería, ambos salieron por la puerta tomados de las manos, aun así Raúl mantenía su mirada sobre la cara de Rosario, estando con las mejillas rojas.

De un momento ahora se le baja la sonrisa y sus mejillas pierden el color, pero su cara nerviosa no desaparece, apretá la mano de la mujer y le da un beso en la mejilla para llamar su atención hacia él.

—¿Qué pasa?.

—No tenía un lugar planeado para hoy.

—Ya gasté los ahorros de toda mi vida en esta cita, vamos a un restaurante —. Dijo ella con una sonrisa dulce pegándose más a él.

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