Nalani
—Es Nalani.—Baje la mirada al suelo, no sabía ni que pensar de él, me llamaba insoportable y ni mi nombre se sabía, no conocía nada de mí y me trataba como una mierda.—Como sea, ni que te importase.
Me acosté y me volteé hacia el otro lado, pude escuchar como camino hacia el otro extremo y se sentaba.
Unos 30 minutos después el dolor en mi pierna inició, me volteé boca arriba y giré la cabeza en dirección a Neteyam, estaba sentado, dándome la espalda y miraba hacia afuera.
—¿No piensas dormir?
Neteyam volteo y me miro.—¿Ahora te importa si duermo?
Contestó con la misma indiferencia de siempre, la misma a la que ya estaba acostumbrada, pero está vez explote.
—¿Cuál es tú problema? ¿Qué te hice para que te caiga tan mal, eh?— Dije incorporándome.
Neteyam rio por lo bajo y luego volvió a ponerse serio.—Llamaste a mi hermano "raro de cinco dedos", ¿Qué esperabas?
Y entonces me vino a la cabeza ese momento, ese momento que había pasado hace siete años, ¿Me odiaba por algo que había dicho cuando era una niña?
—¿Cuando tenía siete? ¿Es en serio?—Me acoste nuevamente y me volteé hacia el otro lado, dándole la espalda de nuevo. —Vaya que eres rencoroso.—Susurré lo suficientemente alto para que lo escuchara.
Lo'ak me llamo apestosa primero y no le tengo ningún tipo de odio, él me arrebató mi juguete y no le tengo ningún tipo de odio, solo se me hacia molesto con la indiferencia que me trataba y ahora se me hacía más molesto sabiendo la razón, quiero decir, tenía siete, era una niña. Me ha odiado desde niña.
Aguantando el dolor en mi pierna cerré los ojos y llegue a dormirme.
Me levante con la claridad y lo primero que vi fue a Neteyam sentado, me incorpore y él me observo sin ninguna expresión.
—Te despertaste, bien, porque tenemos que irnos, seguro están preocupados.— Dijo levantándose y dándome la espalda para luego iniciar a caminar fuera de la cueva.
Al levantarme sentí un dolor en todo el cuerpo, tenía ganas de vomitar y mi cabeza daba vueltas, mire hacia abajo y vi mi herida, había perdido mucha sangre.—N-no me siento bien...— Me lleve una mano a la cabeza, estaba tambaleando y todo me daba vueltas.
Neteyam se volteo y me miro. —¿Qué? ¿Qué tienes?— Me vio tambaleando y fijó su mirada en mi herida. —Es tu herida, debe estar provocando efectos secundarios.
—Estúpida rama.— Seguí tambaleándome hasta sentarme, estaba viendo todo borroso y sentía como si me fuera a morir.
—Quédate aquí, iré por mi ikran. —Asentí y luego lo vi irse.
Pasaron unos 20 minutos y ya estaba pensando que no volvería, el dolor era insoportable, tenía hambre, sed y todo me daba vueltas. Pasaron otros 10 minutos y supe que no volvería, ya sabía que le caía mal pero, ¿abandonarme de esa manera? Ni siquiera sabía dónde estaba. Me levante y con el primer paso que di caí al suelo viendo todo negro.
Abrí los ojos confundida, ya era de noche y no me encontraba en la cueva. A mi al rededor vi unas personas, pero al no ver con claridad no sabía quienes eran. ¿Me había muerto?
—¡Despertó!— Gritó alguien en la habitación.
Me incorporé y vi a la Tsahìk, Lo'ak, Kiri y Tuk.—¿Qué pasó?— Pregunté confundida, llevándome una mano a la cabeza.
—Bueno, después de que los persiguiera el Thanator no tengo ni idea, pero Neteyam te trajo hace unas horas, estabas inconsciente.—Me explicó Lo'ak.
—Fue bueno que mantuvieran la rama ahí, fácilmente te hubieras desangrado. Toma, bebe esto.—Me indicó Kiri mientras me pasaba un recipiente con algún líquido dentro, tomé el recipiente y observé mi pierna, estaba vendada, limpia y sin ninguna rama clavada, suspiré aliviada y bebí lo que contenía el recipiente.
—Sigo sin entender como te puedes quedar dormida en una zona donde los Thanators habitan.
—Bueno, ustedes estaban ahí, ¿No?
—Si quieres sanar rápido no podrás forzar tu pierna dentro de dos semanas. Nada de correr, nada de volar. —Me indicó la Tsahìk.
—Nada de nada...—Susurre para mi misma.
Justo entonces entraron mi madre y mi hermana corriendo hacia mi. —¡Nalani!— Gritó mi madre antes de abrazarme, pude ver que había estado llorando y era lo que menos quería, que llorara por mi culpa.—Gracias Gran Madre... gracias.
—Ma, estoy bien, tranquila.
Mi hermanita se sumó al abrazo y por encima de su hombro vi como el Olo'eyktan Jake y Neytiri entraban.
—¿Todo bien? ¿Te sientes mejor?— Me preguntó Jake y asentí.
—¿Dónde está Neteyam?— Preguntó Tuk mirando a sus padres.
—Fue a dejar su ikran con los demás.
Después de unos minutos me encontraba afuera, sentada, mientras mi madre hablaba con los Sully.
Levante la mirada y vi como Neteyam se sentaba a lo lejos con la mirada baja. Me levante y cojeando me dirigí hacia él.—Sin volar por dos semanas... genial.— Dijo para si mismo, quejándose.
—¿Qué? ¿Ahora hablas solo?— Me reí de él.
Volteó un poco sorprendido, no se había dado cuenta de que estaba ahí.—¿Y tú ahora espías a las personas?— Me observó unos segundos y luego bajo la mirada hacia mi pierna vendada.—¿Cómo está tu pierna?
—¿Mi pierna? Nah, sólo duele al pisar.— Dije sarcásticamente, era obvio que no solo dolía al pisar, dolía incluso estando sentada.—Por cierto... gracias, pensé que me habías dejado en esa cueva.—Agregué sentándome su lado pero dejando una buena distancia.
—Hubiera sido muy idiota de mi parte dejar a una persona herida... incluso si es una enana fastidiosa.
Vaya, primera vez que lo escucho usando el sarcasmo, pensaba que no lo conocía. Me reí y sacudí la cabeza suavemente.—Skxáwng.—Lo miré y me fijé como todas sus heridas seguían igual.—Eh, tus heridas siguen igual, ¿Por qué no te han revisado eso?
—Estoy bien.
—¿Con la cara que tienes? Lo dudo.—Solté en broma, pero me miro tan serio que supe que no le había hecho ni una pizca de gracia mi comentario.— Eh, que solo fue un chiste y se supone que deberías reírte...— Volteé los ojos.
—¿Nadie nunca te dijo qué haces los perores chistes?—Soltó, sin ninguna broma en su comentario.
ESTÁS LEYENDO
Te voy amar hasta morir
Fiksi PenggemarHistoria de amor y tragedia de Nalani y Neteyam