—El vestido resalta su belleza natural mi princesa. —Halaga el costurero.
—Se ve hermosa, justo como una verdadera reina. —Suelta Adina con una sonrisa.
Giro sobre la plataforma circular, mientras me observo en el espejo de cuerpo completo. Mi rostro se ve cansado, y no importa lo brillante qué sea el vestido no esconde lo cansada que estoy. Pero sin importar mi rostro, el vestido me queda perfecto.
—¿Desea cambiar algún detalle del vestido princesa? —Pregunta el costurero ojeando mi reacción, pero éste no la encuentra.
—Es precioso tal y como está. —Aclaró con sinceridad.
La belleza del vestido me tiene cautivada; el corset es un escote de corazón, decorado con flores que hacen la ilusión de que crecen sobre éste, estás parecen echas de oro al igual que todo el vestido.
La falda es lisa y brillante como ninguna, y con un gran volumen. Tiene menos detalles que el corset, pero son los mismos bordados solo que más opacos, el vestido resalta el color áureo.
—Falta la pieza principal, lo hice con el collar qué me dio su majestad. Ha sido una gran tarea y responsabilidad, espero no decepcionarle.
Sus ayudantes se acercan cargando una caja entre sus manos, cuando quedan delante de nosotros la abren con cuidado; hay un hermoso collar de gargantilla, en su centro un rubí unido a unas cadenas doradas de perlas conectadas a unas mangas de tul, caen como una capa. Son del mismo áureo del vestido.
Adina aplaude con saltos al observarlo, el costurero lo toma con sumo cuidado y lo acomoda en mi cuello. Es precioso, paso mis dedos con delicadeza por el rubí.
El discurso hacia la servidumbre fue solo hace unas horas, el ambiente tenso aún persiste. No tuve la oportunidad de hablar con Zafir, Adina me arrastro a la prueba del vestido.
El vestido no necesita arreglos, me queda perfecto. Mis halagos no son suficientes para tal creación, mi deseo de diseñar algo así de hermoso crece.
Me quito el vestido con ayuda de Adina y de otras dos sirvientes, ella vuelve a acomodar mi cabello con cautela y me vuelve a poner el vestido turquesa. Las dos nos despedimos del costurero y sus ayudantes, salimos en caminó al salón de ensayo para seguir ensayando el baile.
Adina camina en silencio detrás de mí, sus ojos observan a todas partes en busca de peligro, está protegiéndome. Mi corazón se siente caliente ante esto, quiero agradecerle, pero mis palabras se quedan en mi garganta.
Mis manos tiemblan cuando entramos al salón, está mañana me aleje lo antes posible de Zafir para no tener que cruzar palabras. También me siento avergonzada por la forma en que me aferre a él anoche, odio que me haya visto vulnerable.
No he terminado de entrar, cuando Zafir ya está delante de mí tomando mis manos. Su rostro se ve ansioso al verme, nada parecido al de esta mañana.
—¿Estás pálida, ya comiste? ¿Te sientes bien o deseas ir a descansar?
La inquietud en sus palabras me deja atontada. Mi corazón se vuelve a calentar, el vacío que me ha perseguido desde que me desperté a afectado mis emociones, estas están tan a flor de piel.
—Estoy bien, agradezco su preocupación. —Suelto con una sonrisa fingida.
—Después de esto, deseo comer con usted ¿Me lo permite? —Dice con elegancia, ofreciendo su mano para comenzar el ensayó.
Una pequeña sonrisa real se me escapa y asiento. Tomó su mano con cuidado, la calidez de su palma me hace sentir viva. La sonrisa que me ofrece ilumina esa oscuridad en mi cabeza y la melodía empieza a sonar.
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La Princesa Impostora (Editando)
FantasyTrisha tiene extrañas visiones desde que tiene uso de razón; en estás se puede ver a una niña idéntica a ella y un lugar que ella nunca logra reconocer. Ella crece y la niña en sus visiones también. La única explicación qué ella le da ha sus visione...