Capítulo 21

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Iervinth es fascinante y acogedor, su capital no es lo que uno imaginaria cuando se piensa en una capital. Es más rústico y más hogareño, no es imponente como la de Zavidia o Kalaria, pero eso no la hace menos impresionante. Los múltiples árboles en ella no fueron un obstáculo para su pueblo, si no un beneficio, estos gigantescos árboles son hogares que están unidos entre sí con cientos de puentes. Una civilización en las alturas, en las coronas de los árboles son las casas más espaciosas y por ende más lujosas, mientras en sus troncos hay lo que parecen ser "¿edificios?" con ventanas iluminadas por velas. Hay pocas casas en la tierra ya que la mayoría de la gente vive en los árboles y dejan mejor el suelo para el comercio.

Tuve el deseo de recorrerla, pero esto no fue posible. Apenas anocheció, Zafir y yo nos subimos al carruaje con rumbo a Kalaria. Los preparativos de mí coronación ya habían empezado y el encargado es Gerard, por lo que teníamos que estar lo antes posible.

El viaje fue silencioso, ninguno hablaba; Zafir estaba exhausto por todo lo que estaba pasando al igual que yo, pero a mí mis pensamientos no me dejaban tranquila. Las palabras de Lenora se repetían sin parar, no podía parar de pensar en la verdad detrás de la muerte de Bastián.

Mi mirada está perdida, pero de reojo veo como Zafir cabecea entre dormido, cada que se da cuenta se acomoda avergonzado. Sonrió para mis adentros mientras lo observo, parece que pierde la batalla otra vez y se rinde a su cansancio, se acomoda dormido en mi hombro sin preocupación. Quedé tensa y sin saber que hacer por unos minutos, pero escuchar su respiración tranquila me relaja.

Lo miro sin apartar mi mirada y tomo una decisión, quitó su corona con delicadeza y la acomodo a mi otro lado, sujeto con cuidado sus hombros y lo acuesto en mi falda con lentitud, la mitad de su cuerpo queda recostada sobre está. Él no se inmuta, confiado se deja llevar por mí, ignoro los latidos que ese pensamiento me ocasiona.

Mi mano tiembla y se mueve sola a su cabello, dejando una suave caricia en este, me detengo cuando lo siento moverse, pero su cabeza se vuelve a mover buscando otra vez mi toque. Sigo su orden silenciosa y continuo mis caricias durante el resto del viaje.

Llegamos cuando aún el cielo es oscuro. Despierto a Zafir con suaves susurros, aunque sigue adormilado cuando baja del carruaje y un pequeño puchero en su rostro lo acompaña.

—Dentro de poco podrás volver a dormir, cariño. —Susurró en su oído.

Entrelazo mi brazo con el suyo, mientras seguimos a los sirvientes que nos recibieron. Todo es rápido y silencioso por las altas horas de la noche, nuestra alcoba es entregada y Zafir sin pensarlo va directo a la cama. Despido a los sirvientes y cambio mi vestido por ropa de dormir.

Me acuesto con cuidado de no despertar a Zafir, cierro mis ojos en un intento de dormir sin éxito. La habitación solo es iluminada por una vela en la mesita de mi lado, volteo mi cuerpo y observó el rostro relajado de Zafir. Su calma me tranquiliza, pero no puedo evitar los pensamientos que me inundan.

Zafir hizo todo por ser rey, asesino a su padre y hermano por ello ¿Él lo volvería hacer de ser necesario? Me pregunto si yo estaría dispuesta a hacer lo mismo. Llegue a Kegesha solo para cubrir a Lenora, después me iría como si nada. Pero todo cambio, descubrí la verdad del plan de Lenora y no me importó en lo absoluto, pasaría toda la vida siendo Lenora con tal de quedarme en Kegesha.

¿Qué me hizo desear Kegesha? ¿Fue ese vacío constante que tuve mientras crecía y nunca se fue, hasta que llegué a Kegesha? todo dentro de mí cambio después de eso. No pertenecía a ningún lugar, no lograba encontrar nada a lo que llamar mío, y solo fue llegar a Kegesha y sentir que era mi hogar. Tal vez desde que puse un pie aquí entendí que haría lo que fuera para quedarme.

La Princesa Impostora (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora