Capítulo 20

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Un comunicado en homenaje de Luris salió en todo Kegesha; se trató de sus pocos logros a la corta edad de seis años, entre estos la creación de dos bellas flores. Una de ellas recuerdo haberla visto en el ramo que me regalo, una tan única y llamativa como la que solo un niño podría crear.

Recuerdo no me apartarme del lugar de Zafir en todo el banquete de celebración de la caza, él sostuvo mi mano sin soltarla ni por un solo segundo. Aunque eso no evito que me regresara lo antes posible a nuestra alcoba, mi corazón hundido como una piedra en mi pecho que solo empeoro al ver el ramo de Luris marchito en mi mesita de noche. Lágrimas salieron y no se detuvieron en toda la noche, tampoco intente retenerlas.

Fui atormentada por mis pensamientos durante esa larga noche, preguntas invadiéndome; ¿Por qué existió esa predicción? ¿Cómo hubiera sido todo si esa maldición nunca hubiera sido dicha? ¿Zenobí y Luris estarían vivos? ¿Gerard me hubiera amado y aceptado como su hija?

Leer el comunicado del príncipe Luris me lleno de recuerdos de cuando leí el de Zenobí. Leer sobre todo lo que logró ella como reina y como era amada por su pueblo, me hizo llorar con gran orgullo. Aunque en la última hoja de ese comunicado había un retrato, al igual que en el de Luris, la diferencia eran las personas en estos. Un pesado nudo en mi garganta se formó cuando vi a Zenobí dibujada a la perfección abrazada de Lenora y con Gerard observándolas encantado, se veía tan feliz con ellas dos. Esa sonrisa ya la perdió, al igual que Yesgella y Kelren.

El funeral de Luria llego días después, es íntimo y privado. Solo están las familias reales y la corte de Iervinth, todos vistiendo sus mejores ropas de color esmeralda. Los reyes Zohair mantienen una expresión sería todo el funeral, muy diferente a la de sus hijos; Yesgella y Kelren por más que intentaron mantenerse inexpresivos, de sus ojos escapaban lágrimas y en sus ojos no se podía esconder la tormenta en su interior.

El cuerpo es posado en un hermoso altar que se hace pasar por el tronco de un árbol: no se puede ver su rostro, ni cuerpo. Esté está envuelto en hermosos jazmines que no dejan ni un solo espacio por cubrir, sus pétalos tan blancos y llamativos como el verde de sus tallos.

La ceremonia es dictada por un Kaeles; también conocidos como "los ojos de Kaela", son lo más parecido a un sacerdote de la tierra. Tienen vendas que tapan sus ojos, estás suelen ser transparentosas dejándoles una visión limitada, estas no dejan ver para adentro. Hay múltiples rumores que dicen que los ojos de los Kaeles son de colores tan extraños, o que estos suelen tener deformidades, ya que en su gran mayoría son ciegos. Nadie lo puede confirmar, porque está prohibido verlos sin sus vendas.

La reina Zohair dicta un discurso reservado y seco, este carece de emociones, esto me deja desconcertada, pero no lo expreso. Él rey la acompaña al final, también inexpresivo, así dando el cierre para que el cuerpo de Luris pueda ser enterrado.

Yesgella maneja sus manos de forma fácil y elegante, haciendo que se abra poco a poco un agujero en la tierra, este termina cuando tiene el tamaño perfecto para el cuerpo de Luris. Dos guardias se acercan con sigilo y toman el cuerpo, ellos lo acomodan con una delicadeza impensable para un guerrero entre sus manos, no caminan más de unos cuantos pasos para agacharse y acostar el cuerpo del pequeño Luris dentro del agujero en la tierra creado por Yesgella. Reconozco a uno de los guardias, es el que siempre la acompaña.

Kelren se agacha cuando los guardias se alejan, se arrodilla a unos centímetros del agujero, parece susurrar algo que nadie logra escuchar, sus palmas se apoyan en el césped y está acción desencadena que la fosa vuelva a ser cubierta por tierra. Él no se levanta, ni cuando ya está completamente enterrado, se queda ahí sin quitar la mirada, sin fuerzas para seguir en pie. Los guardias se acercan con cuidado y lo ayudan a levantar, Kelren no pone resistencia, se deja manejar como un muñeco de trapo.

La Princesa Impostora (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora