Habían hablado más de la cuenta. Un par de horas. Acostados sobre esas finas sábanas. Ninguno de los dos había sentido el tiempo que habían utilizado. Y sin querer, sin ninguna intención.
Tenía a Pete abrazando su cintura. Su tibio aliento sobre su cuello, erizándole la piel desde hace un buen tiempo, con los ojos cerrados y aún envuelto en un profundo sueño. Se veía mejor cuando dormía. Le provocaba follarle en ese mismo instante. Las ganas de hacérselo no se le habían ido. Al contrario, habían aumentado, es que con el, con Pete, ya no se sabía. Moría por arrancarle la ropa, y hacérselo suavemente, despertándole con un delicioso orgasmo que escucharía a gusto. Se relamió los labios. Ahora mirándole dormir. "Bonito y jodidamente sensual" pensó.
De pronto, un ligero suspiro salió de los labios de Pete. Abrió los ojos lentamente, encontrándose con el rostro de Vegas.
—Joder— se precipitó a decir Pete. Ligeramente horrorizado. Retiró los brazos de la cintura de Vegas. Había dormido mucho. Y podía jurar que no recordaba nada de lo que había pasado. —¿Por qué?— susurró, sin saber porque había despertado entre los brazos de Vegas. —¿Qué ha pasado?
—Pensé que lo recordarías— le dijo él. Con una sonrisa en los labios que no hizo más que preocupar a Pete. —Lo hemos pasado muy bien, bonito.
—Basta, dímelo ¿sí? por favor— le rogó, tratando de recordar al menos un fragmento.
—Voy a ducharme.
—Vegas, por favor— volvió a decirle.
—Te he follado— le dijo riendo. Pete abrió los ojos. —Tú me lo pediste así que...
—¿Qué?
—Ya me oíste— se puso de pie, con el todavía sobre las sábanas tendidas en el suelo. En un estado de shock.
—¡Eres un imbécil!
—Sí, sí, sí— Vegas abrió las puertas desgastadas del pequeño baño. Se quitó la camiseta.
—¡Un idiota!
—Cálmate.
—¿Qué me calme?— se puso de pie, alcanzándolo hasta el baño. —Eres un maldito estúpido— le gritó, para ese entonces Vegas le había cogido de los brazos. Deteniéndolo. Lo pegó contra la pared, Pete no podía ni siquiera moverse. Jamás llegaría a igualar su fuerza.
—Si soy un estúpido ¿Por qué has dejado que te folle?— le recordó. Un ligero calentón se pasó entre los dos. A Pete se le subieron los colores. —No me insultes más si no quieres que repita lo de hace unas horas.
—Te odio.
—Yo también.
—Me das asco.
—Sí, bonito como quieras— puso los ojos en blanco. Ligeramente dolido por sus palabras. —Una cosa más, no te follado ni lo haré. No eres de mi tipo y nunca estaría con un chico como tú, de esos, que se creen la gran cosa y al final.
—Y al final te terminan poniendo tanto que terminas pajeándote solo en el baño.
—Que lindas palabras.
—Dime que es mentira, Vegas.
—No, no lo es terminé masturbándome la otra noche porque jamás terminaría de correrme con alguien como tú.
—Sí, Vegas, claro que no— intentó separarse de él. Para no llorar frente a su rostro. Sus palabras le herían en el fondo, muchísimo, pero él parecía no notarlo. —¡Suéltame!
—Aún no hemos terminado de hablar.
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Stockholm Syndrome •VegasPete•
General FictionCuando a Vegas Theerapanyakul, uno de los herederos de la mafia más peligrosos en todo Bangkok, le convocan para el "acto del siglo" no dudo ni un segundo en aceptar la oferta. Nunca pensó que ese suceso cambiaría su vida para siempre. Adaptación.