Lo había dejado encerrado, a base de candados y barras de seguridad. Después de retirar el dinero de Pete, lo había colocado en un botín que guardaría "bajo siete llaves" en alguna parte del pequeño departamento. Sin embargo, había dejado el dinero suficiente para la comida que necesitase, sin mencionar algo ropa de segunda que le compraría a Pete, tanteando, pues no se sabía su talla.
Y después de algunas horas había vuelto.
—What the fu...?— se dijo a sí mismo al abrir la cerradura. Cerró la puerta y observó a Pete con una sonrisa radiante sobre el diván, con una lata de cerveza en la mano.
—Vaya, llegas y ya insultando.
—No te lo dije a ti, es que ¿estás borracho?
—¿Yo?— preguntó sorprendido, al mismo tiempo que soltaba una carcajada. La lata de cerveza revotó, cayendo al suelo.
Vegas negó con la cabeza, tiró algunas cosas sobre la pequeña mesa y con la otra mano tendió la pizza que había traído.
—Te dejo apenas una hora y haces esto— le reprendió. —Te he traído ropa y comida— dejó la bolsa de ropa sobre el diván. —No puede ser eres peor que un niño pequeño, te has tomado mi six de Heineken y ni siquiera...— cuando se detuvo, se percató de que hablaba solo.
Lo vio tendido, tenía los ojos levemente cerrados en un descanso profundo. Bonito. Muy bonito. Quizá había sido por algo que había terminado eligiéndolo de entre esos otros chicos. Quizá alguien intentaba decirle algo. Pero no quería ponerse a pensar en eso, al contrario, después lo notaría. Lo cargó entre sus brazos, intentando no despertarle. Los borrachos eran más duros que una piedra, pero aún así tuvo cuidado. Sus manos se aferraron en sus muslos, sosteniéndolo con firmeza. Caminó hasta la habitación, abriéndola con una mano, sus músculos se tensaron cuando tuvo que acostarlo sobre las sábanas en el suelo. "Todo mi six de Heineken" pensó. Y una leve sonrisa se expandió entre sus labios.
—Lo lamento— le dijo. Abriendo los ojos suavemente. Vegas se tensó.
—¿Por qué?
—Por tomarme tu six.
—Da lo mismo.
—Pero dijiste que te molestaba.
—Ahora te digo que me da lo mismo— intentó irse, apunto de colocarse de pie, sintió las tibias manos de Pete tomarle el brazo.
—No te vayas— le pidió en susurros. Vegas le miró a los ojos, era inevitable no hacerlo cuando lo necesitaba, se sentía tan bien cuando le miraba tan intensamente. —Vamos, quédate— murmuró ahora, acariciándole los bíceps. Vegas lo sintió exquisito. Observó las manos de Pete acariciarle el brazo. Joder ¿de qué me manera lo hacía que lo ponía tan tenso?
—¿Para qué?— le preguntó, sin querer saber la respuesta, tan solo deseaba quedarse ahí mismo.
—No lo sé— Pete lo empujó hasta el, esta vez para que se acostara a su lado. Vegas cayó tendido. Las fuerzas se le habían ido. De pronto se encontraba hechizado por él y sus penetrantes caricias. —Tal vez para que me digas tu nombre.
—Pensé que lo sabías— dobló los brazos y los colocó bajo su cabeza. —Vegas. "Vegas" Kornwit Theerapanyakul.
—¿Y por qué lo de ayer?— preguntó.
—¿Qué cosa?
—Te detuviste.
Y una cosa era cierta. Los borrachos eran los más sinceros del mundo.
—Tú no querías— le respondió sin sobresaltarse. No valía la pena molestarse de nuevo.
—¿Cómo lo sabes?— Pete se dio vuelta. Cayendo sobre el torso de Vegas. Él volvió a posicionar sus ojos sobre los de Pete. Esta vez sí tenía tantas ganas de follarlo. Tantas. Muchísimas. Le deseaba con el alma. Se relamió los labios. Necesitaba hacer suyo cada centímetro de su boca.
—¿No es así?— le preguntó. Su brazo izquierdo le abrazó la cintura por detrás. Haciendo que sus cuerpos se junten más esta vez. El torso de Pete rozaba con el torso de Vegas.
—No— le respondió. Mierda, ¿lo decía solo porque estaba borracho? O porque ¿en verdad lo sentía así? —Vegas— una oleada de deseo se apoderó de él cuando le escuchó decir su nombre.
Se lo imaginó jadeando. Con la garganta ronca. Gimiendo. Duro. Al ritmo de sus caderas. Cubierto en sudor. Dándoselo todo. —Bésame— le pidió. Y sí. Mil veces sí, Pete, lo estaba volviendo loco.
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Stockholm Syndrome •VegasPete•
General FictionCuando a Vegas Theerapanyakul, uno de los herederos de la mafia más peligrosos en todo Bangkok, le convocan para el "acto del siglo" no dudo ni un segundo en aceptar la oferta. Nunca pensó que ese suceso cambiaría su vida para siempre. Adaptación.