Parte 21

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—Cuéntame de ti— le dijo. Tomando la taza de café caliente entre sus manos. Subió la manta hasta sus brazos.

—No Pete— negó con la cabeza mientras reía.

—¿Por qué no? No eres el único que ha hecho cosas malas en el mundo— Pete puso los ojos en blanco. Y él deseo tanto besarle en ese momento. Se veía tan bonito cuando era así de inocente con él.

—No— lo miró a los ojos. —Mi vida está llena de problemas, ¿Por qué no mejor me cuentas de ti?

—Mi vida está llena de cosas aburridas— Pete se inclinó para tomar su taza de café.

—Cuéntame.

—Sí, claro, no creo que te guste escuchar las cosas aburridas de un chico tonto como yo.

—No digas eso. Me importa todo.

—¿Todo de mí?

"Absolutamente todo"

—Sí— susurró él.

Pete enrojeció, aunque no mucho.

—Bueno, iba a graduarme— encogió los hombros, bajando la mirada y abriendo un poco los ojos.

—No digas iba.

—Es que ya tendría que haberme graduado, pero.

—Te voy a dejar libre— le dijo él. Aunque algo por dentro sintió una opresión. Pero ¿por qué?

Pete bajó la mirada. Inquieto. Tenía que decirle algo. Ahora. O nunca más tendría la oportunidad.

—Vegas.

—¿Sí?

—¿Qué harás después de esto?

Él se quedó callado. Sencillo, entregar el dinero a las personas que le habían convocado para esto. Y después se olvidaría de todo esto. Sencillo.

—Viajaré.

—¿A dónde?

Vegas permaneció callado de nuevo.

—Si puedo saberlo.

—Que sé yo, aún no lo he pensado.

—Oh— Pete dejó la taza de café sobre la pequeña mesita en frente del diván.

Aquel diván, recordó un pequeño fragmente de la otra noche. Aquella donde lo habían hecho. —Quiero decirte algo— sus manos empezaron a humedecerse. Estaba nervioso. ¿Por qué? No lo entendía. O tal vez sí. Pero no quería admitirlo.

—¿Qué?— él se acercó al cuerpo de Pete, le acarició un muslo. El tragó saliva.

—No sé, es que.

—Dime.

—Te burlaras de mí.

—No lo haría.

—Sí, lo harías.

—Vamos.

El pequeño respiró hondo. Dándose ánimos por sí solo. Aquello que le diría lo había pensado desde aquel momento, donde había sentido más que solo atracción física. Aquello que tenía guardado dentro, pero no lo quería sacar, no quería mientras se tratara de un hombre como él, que parecía tener pocos sentimientos.

—Quiero irme contigo.

Stockholm Syndrome •VegasPete•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora