Parte 17

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Vegas abrió la puerta, alguien le hizo retroceder varios pasos al ser empujado.

—Oh vaya, que bonito ¿eh?— Kinn, le sonrió. Primero mirándolo a él, para luego posar sus ojos por toda la anatomía de Pete. —¿Te la estás pasando bien?

—¿Qué mierda estás haciendo aquí?— Vegas caminó hasta él, colocándose instintivamente delante de Pete.

—Solo vengo a decirte que yo ya cumplí con mi puta parte del trato— lo miró a los ojos. Estaba tenso y sofocado. Tal vez buscaba respuestas. —Pero veo que tú no moverás ni un solo dedo hasta que te lo hayas follado.

—Lárgate.

—¿No te bastó con que la otra vez te dejaran hecho mierda? Come on Vegas, no te hagas el santo conmigo, que no te queda.

—¡Que te largues!

—¿Por el? - le preguntó Kinn, astuto, pues Vegas no sabría que responder. Le señaló con un dedo e intentó ir a pasos lentos hasta Pete, que se ocultaba detrás de Vegas. —Que bonito culo tiene tu amigo.

—Si no te vas, no dejarás de lloriquear cuando te rompa los huevos, imbécil.

—Lindo ¿eh? Por qué no se lo dices Vegas, dile que al final vas a terminar enterrándolo en el lugar más podrido de Corea.

A Pete le entró un escalofrío. De alguna u otra manera empezaba a confiar mucho en Vegas, tanto como para afirmar que no le tocaría, que no se atrevería a matarle.

—Shut your fucking mouth!!— Vegas lo empujó, el cuerpo de Kinn se balanceó en su sitio, retrocediendo un par de pasos. —No te metas en mis asuntos, hijo de perra— lo empujó de nuevo, esta vez más fuerte. Sus músculos estaban tensos. 

No soportaba que nadie le dijera lo que tenía que hacer. Que alguien le diera órdenes. Y lo peor que lo dejaran mal parado frente a alguien, en este caso Pete. Kinn fue a dar a la pared con el siguiente empujón, Pete optó por retroceder. —¿Me has escuchado?— le preguntó Vegas, hablándole a Kinn.

—No me das miedo, hijo de puta.

—¿Ah no?— lo empujo fuertemente contra la pared, dándole un golpe duro en el estómago. Kinn se quedó sin respiración, para luego volver a reaccionar. —Será mejor que te vayas si no quieres terminar peor. Get out!— le grito.

Kinn no le respondió, prefería guardar silencio, que a humillarse más. Vegas se le acercó al oído, lo cogió de su camiseta con fuerza. —No te metas con el, ¿entendiste? Te expliqué muy bien el primer día quien estaba a cargo— se le acercó al oído. —Y él es mío.

—Eres un imbécil lo único que lograras es que te metan a la cárcel, no seas idiota.

—Yo sabré que hacer.

—Será tarde— dijo y Vegas lo bajó. El cuerpo de Kinn volvió al suelo, ligeramente asfixiado. —Cuando quieras cambiar de opinión— Kinn miró hacia atrás, donde Pete aún seguía observando a los dos, sin escuchar nada. —Ya te habrá cambiado para siempre.

Stockholm Syndrome •VegasPete•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora