Parte 15

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Y después de aquella noche, no quiso amanecer con Pete, verlo despertar ni mucho menos besarle deseándole una bonita mañana. Tenía miedo. 

¿Miedo alguien como él? Que había pasado por las peores cosas de la vida, que había enfrentado los golpes más bajos y las experiencias más sucias. ¿Él? Sí, le parecía tonto, estúpido, una completa broma, pero no había nada más verdadero que aquello, el gran Vegas Theerapanyakul tenía miedo. 

De el. De Pete Pongsakorn. De lo bien que se había sentido anoche. De lo increíble que había sido tener sexo con el. De lo estupendo que fue besarle, tocarle, sentirle, estar en su cuerpo por pequeño minutos, escucharle gemir, respirar, pidiéndole más. De lo hermoso que era, aparte de tener un hermoso culo, unas hermosas piernas, una hermosa piel, preciosas caderas y ademas era muy bonito. Tan sutil. Tan hermoso. Con un increíble carácter. Con unos ojos preciosos. Con una sonrisa increíble. No, no podía ser cierto, no podía creerse que era la primera vez que pensaba eso de alguien. 

Se rio de si mismo. Hacía muchísimo frío. Se abrazó a si mismo, cuanto le hubiera gustado que el lo abrazara en ese momento. Respiró hondo y marcó el número de uno de sus colegas en ese teléfono público, al mismo tiempo que cerraba la puerta de la cabina telefónica para hablar con más privacidad.

—¿Vegas?— le contestaron. La voz de Pol no había cambiado en nada.

—Si— le afirmó él.

—No te había reconocido— admitió Pol, mientras se aclaraba la garganta. —He tratado de contactarte toda la puta semana ¿Sabes? Tengo que hablar contigo. 

—Bueno, ya estamos hablando.

—Sí eso— se hizo un silencio entre los dos. Vegas esperó a que Pol empezara a contarle, lo conocía desde siempre y definitivamente algo le pasaba en ese momento. —Vas a decir que soy un cabrón.

—Mierda, Pol, he dejado a Pete solo ¿me dirías de una vez, qué mierda es lo que te sucede?— le exigió Vegas.

—Ya— susurró Pol. —Ya he reunido todo el dinero— empezó a contar. —No ha quedado nada en sus tarjetas, absolutamente nada— continuó.

—Ajá.

—Pero no podré hacer más.

—¿A que te refieres?

—No me pidas que lo mate— dijo Pol. Entonces Vegas comprendió lo que pasaba.

—Yo tam...

—No puedo, Vegas— admitió Pol. —Se me hace imposible, sé que no te he fallado en ninguna ocasión, que siempre lo he hecho bien, pero no puedo, no con el...

—¿Por qué?— preguntó Vegas.

—Me enamore de él.

Stockholm Syndrome •VegasPete•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora