Pete subió a la patrulla solo por inercia. Su corazón estaba completamente roto. Sentía que apenas podía respirar. Todo le dolía. Incluso le costaba pestañear sin derramar algunas lágrimas. Todo esto le dolía en el alma. El hecho de irse.
Abandonar ese lugar en el que Vegas y él habían estado juntos, en el que había sentido más que un simple afecto departe de él. ¿Había sido verdad? O ¿solo una simple y tonta fantasía?
—Vas a estar mejor con nosotros— le dijo uno de los policías. Acomodó el retrovisor, mientras Pete se acomodaba en la parte trasera. El policía encendió el auto.
—Llévalo al aeropuerto y vigila que el avión haya partido ¿entendido? Nos quedaremos aquí hasta tener pistas de ese idiota.
—Entendido.
A Pete se le encogió el corazón.
"Vegas"
Aún deseaba verle. Deseaba al menos despedirse. El auto arrancó. Pete movió la cabeza, con una pequeña esperanza en el corazón de encontrarlo en alguna parte, mirándole desde algún lugar, o quizá tan solo verle un segundo por última vez. Pero el auto avanzó, con él ahí adentro, no lo veía y no volvería a verlo nunca más.
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Kinn tomó el celular. Marcó el número de Vegas, esperando a que respondiera.
—Está en el auto— le dijo Kinn. A Vegas se le aceleró el pulso. —Me vas a deber algo muy grande cuando acabe todo esto.
—Si todo sale bien, te prometo que sí.
Kinn colgó. Dobló en la esquina y siguió el auto del policía, aquel que llevaba Pete. Lo siguió sigilosamente, esperando el momento exacto. Fue entonces cuando en un momento en la carretera, solo se encontraron ambos vehículos. El suyo y el de la policía. Kinn sonrió. "Te tengo". E impacto el auto con la parte trasera de la patrulla.
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El cuerpo de Pete se balanceó. De inmediato volteó mirando hacia atrás.
—¡Maldita sea!— gritó el policía, observando por el retrovisor. Detuvo el auto y bajó de este. —¿Pero qué demonios te pasa?— gritó alterado.
Pete solo miraba desde el auto.
Kinn también bajó del auto y al oficial solo le bastó pestañear para observar el arma que traía en las manos.
—Saque al chico del auto.
—¿Qué...dices? - tartamudeó.
—¡Que saque al chico del auto sino quiere quedarse sin huevos!— gritó Kinn.
Y entonces Pete lo reconoció. Sí, claro que sí lo había visto antes. Era Kinn, bajó del auto de inmediato.
Con una esperanza. Quería verlo, por última vez, quería sentir sus labios sobre los suyos al menos por un instante.
Kinn volvió a tomar su celular con la otra mano, sin dejar de apuntar al policía, marcó un número y se lo extendió a Pete.
—Alguien quiere hablar contigo.
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Stockholm Syndrome •VegasPete•
Ficção GeralCuando a Vegas Theerapanyakul, uno de los herederos de la mafia más peligrosos en todo Bangkok, le convocan para el "acto del siglo" no dudo ni un segundo en aceptar la oferta. Nunca pensó que ese suceso cambiaría su vida para siempre. Adaptación.