CAPÍTULO | 5 |

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San toda su vida fue comparado con su hermano mayor

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San toda su vida fue comparado con su hermano mayor.

Sus notas no eran suficientes como las de su hermano.

No era atractivo como su hermano.

No era tan bueno en los deportes como su hermano.

No era un estudiante de excelencia como su hermano.

Nunca fue suficiente como su hermano.

Por complacer a sus padres, termino siguiendo una carrera que no le gustaba ni le llamaba la atención. Ser médico fue lo que sus padres siempre quisieron para él. Sin embargo, con el tiempo termino tomándole cariño, y aprendió mucho más de lo que esperaba. Tal vez su buena capacidad para memorizar lo había ayudado.

Hasta hace un par de años siguió buscando la aprobación de ellos, pero se cansó y decidió alejarse. Es así como llegó a ese pequeño pueblo en Busan. Yunho le brindó un techo para vivir y desde entonces se encargo de reunir dinero, compro una casa un tanto alejada y le devolvió el dinero a Yunho, quien se negó al principio, y le pidió que le invitará a comer como pago.

El cuanto, a sus parejas, a penas y tuvo una cuando fue adolescente. Le terminaron porque no fue suficiente, no como su hermano. Sus padres invertían todo su dinero en su hermano, y para él apenas y quedaba para pagar sus estudios. Tuvo un novio, a quien le dedicó una gran parte de su tiempo, solía realizar detalles con sus propias manos para regalárselas en fechas importantes o a veces lo hacía porque le gustaba, todo porque no tenía el dinero suficiente para comprarle un detalle bonito que pudiera presumir.

A la final todos esos detalles terminaron en la basura, porque no fueron suficientes. Siempre era lo mismo. Es entonces que decidió no volver a tener una relación, no se merecía eso, y hasta el día de hoy estaba bien.

Un pasatiempo favorito de San era tallar madera, y esos eran los detalles que solía regalar. Lleva años sin volver a tocar la madera y realizar el tallado. No había sentido la necesidad de volver a hacerlo.

Hasta ahora.

Aquel pelirrojo le había sacado una sonrisa en años. Lo reconoció por el incidente del aeropuerto, pero verlo allí en su lugar de descanso lo hacía demasiado irreal.

Le molestaba cuando invadían su espacio personal, algo que era completamente suyo, pero el verlo a él ahí, y la manera en la que todo se adaptaba a su persona lo tranquilizaba. 

Después de haberle preguntado quien era, todo pasó demasiado rápido que lo único que sintió, fue el sabor del chocolate amargo en su boca, pero en ese momento no parecía amargo, sino demasiado dulce. Y aunque no le gustaba el chocolate, se comió las galletas que estaban sobre su escritorio y la que tenía en su mano.

Fingir indiferencia frente al bonito pelirrojo fue más difícil de lo que creyó.

Cada palabra que salía de su boca lo incitaba a sonreír, pero se controló, claro que sí. Seguía sintiéndose insuficiente después de años.

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