SWEET SUMMER

CAPÍTULO | 10 |

Recuerdan eso de dejar el pasado, ¿en eso? ¿en el pasado?

Sí, bueno, estaba siendo complicado para el pelinegro cuando su madre era la encargada de hacerle recordar todos esos momentos. Habían pasado varios días en los que estuvo ignorando las llamadas de su madre, pero era imposible cuando lo llamaba desde el hospital.

¿Cómo había obtenido esa información? No lo sabía, pero estaba seguro de que le había pagado a alguien para que hiciera el trabajo.

Estuvo a punto de tirar el teléfono contra la pared y ver como se deshacía en pedazos cuando cierto pelirrojo entra apresurado y con una sonrisa en su rostro.

Su cuerpo siente tranquilo enseguida.

─ Hyuuuuung. ─ vocaliza una vez que se detiene frente a su escritorio. ─ ¿Le gustó el postre? No he recibido un solo mensaje en el que diga que si le gustó.

Los pucheros del menor empezaban a ser la debilidad del pelinegro.

Hablando de postre, seguía teniendo en su casa, específicamente en el refrigerador casi la mitad del postre de frutos rojos que el menor de había regalado. Era bastante para una sola persona, pero vaya que lo disfrutaba. Más esas noches en las que se la pasaba solo en su casa.

─ Me gusta. ─ le responde. ─ Aun tengo la mitad.

─ ¿Es mucho? ─ el rostro preocupado del menor le hace sonreír.

San niega antes de responder. ─ Está bien para mí. ─ luego toma asiento en su silla intentando desviar la atención del pelirrojo sobre él. ─ ¿Estuviste ocupado?

─ ¿Qué? ─ al parecer no lo había escuchado.

─ ¿Estuviste ocupado? ─ repite. ─ No te he visto por aquí en casi un día y medio.

─ Ah, sí. ─ responde con una sonrisa plasmada en sus labios. ─ Estuve...haciendo otras cosas.

─ Oh.

Es lo que dice y por la forma en que lo dice, sabe que ha dado a entender que no le ha gustado que el menor haya pasado de él en ese día y medio.

Aunque bueno, él también pudo haberlo contacto para saber si se encontraba bien, o simplemente para saber de él.

─ Entonces, vine a saludarlo doctor Choi. ─ comunica sin borrar la sonrisa de sus labios. ─ Es hora de irme.

─ ¿Hoy no hay nada...? ─ las manos vacías de Wooyoung le responden la pregunta.

Estaba mal acostumbrarse a recibir cosas de otros, y al parecer San lo estaba haciendo. No había día en el que no esperara recibir algo, pero ese día, se sintió un poco decepcionado.

¿No trajo nada para mí?

─ Si lo hay, pero no lo traje conmigo. ─ responde con rapidez el menor. ─ Yo...eh, quería invitarlo a mi casa otra vez. Ese día las cosas no salieron bien, y lo incomode...aunque si se siente incomodo puede rechazar mi invitación, siéntase libre de hacerlo, yo no...