CAPÍTULO |18|

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─ Vamos Woo, debes salir de aquí

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─ Vamos Woo, debes salir de aquí. ─ Mingi camina alrededor de la cama intentando obtener la mirada del menor, pero este se empeña en esconderse más entre sus sábanas. ─ Una semana, ha pasado una semana y los dos están más perdidos que nunca.

Una pequeña mueca se forma en los labios del pelirrojo. ¿Ya había pasado una semana? ¿Tanto?

¿Qué estuvo haciendo durante eso días?

Bueno, todo parece estar demasiado confuso. Había llegado a casa en la noche. Mingi lo había acompañado mientras su novio se quedó con el pelinegro.

Lo primero que Wooyoung hizo al tocar su cama, fue llorar. Había estado todo el camino con la mente en blanco que no recuerda cómo se desvistió y busco el pijama que envolvía su cuerpo al día siguiente. Lloró como nunca antes, y era porque todas esas emociones, nunca las había sentido a tal magnitud. Fue abrumador para él.

¿Le gustaba tanto el pelinegro como para sentirse de esa manera? Pues claro. A ningún chico le había cocinado, ni tampoco sintió por otros lo que siente por San.

Con San, quiere salir a caminar de la mano, con sus anteriores parejas nunca quiso hacerlo. Cuando lo invitaban al cine, prefería quedarse en casa y hacer su propio cine, no sentía la necesidad de que la gente supiera que estaba en una relación, pero con San, con él todo es diferente.

Las emociones se sienten demasiado fuertes.

─ ¿No irás al hospital? ─ niega aun escondido entre las sábanas. ─ ¿Eso es un no?

No responde.

─ ¡Wooyoung! ─ se queja el castaño. ─ Vamos, le prometiste a Félix y a Chan una salida antes de que tengas que irte.

Irse.

Faltaba menos de un mes y ya tenía que irse.

Y por primera vez no quería hacerlo.

Extrañaba a su mamá y mucho, pero...ahora todo parecía diferente.

─ Debemos ir a comprarle esas galletas saladas que le gustan a tu mamá, y de paso ¡visitar nuestro lugar favorito! ─exclama Mingi mientras se sienta en el filo de la cama. ─ Me debes una comida también. No hemos tenido tiempo para una de nuestras salidas.

Y Mingi tenía razón, otra vez.

Ya tuvo una semana perdida, no iba a pasar sus últimos días en casa de su padre en ese estado.

─ Bien. ─ dice mientras se levanta de la cama de un salto sorprendiendo al castaño, quien cae debido a eso.

─ Maldito pelirrojo. ─ se queja mientras se levanta. ─ Ahora por eso, pagaras mi comida.

─ Okey, okey. ─ rueda los ojos con diversión. Mingi sonríe al verlo con mejor humor. ─ Muévete si no quieres perderte el desayuno.

─ Te sigo.

SWEET SUMMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora