CAPÍTULO |29|

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─No no no ¡Choi San! ─ escucha la risa de su novio a un par de metros lejos de él

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─No no no ¡Choi San! ─ escucha la risa de su novio a un par de metros lejos de él. ─ ¡Vas a ver hijo de...

─ ¡Jung Wooyoung! ─ grita su madre.

─Hijo de mi mamá. ─ rueda los ojos cuando San le saca la lengua de manera juguetona.

Habían pasado dos días de su llegada a casa, y los días calurosos empezaban a ser mas visibles con el pasar de los días. Ahora, la pareja se encontraba en el patio trasero de la casa jugando con globos de agua. Bueno, él estaba siendo atacado más que todo.

¿De quien fue la grandiosa idea?

De su madre. La más infantil de todas.

Eran casi las diez de la mañana cuando fueron levantados por el agua fría y refrescante, además de los azotes que provocaban los globos al reventarse.

Y desde entonces habían pasado casi dos horas y medias compitiendo para ver quien reventaba mas globos. Pero no satisfecho con eso, San empezó a tirarle los globos en todo momento, riéndose ante los gritos enfurecidos del menor.

─ ¡Mamá! ─ grita desesperado sintiendo el agua entrar por su boca. ─ ¡Míralo!

El zapateo en el piso provoca más risas en los presentes.

Ah, Jung Wooyoung era la ternura hecha persona.

─ ¡Creo que te falta un poco más de agua! ─ exclama San sin acercarse, estaba seguro de que recibiría algún tipo de venganza si se acercaba al más bajo.

Wooyoung entrecierra los ojos mirándolo mal.

San forma un corazón con sus manos. ─ ¡Te amo!

─ Te amo, te amo, ¡Esta que te amo! ─ le muestra su dedo del medio provocándole una carcajada al mayor y una advertencia por parte de su madre. ─ Me voy.

Dejando todo atrás se dirige a su habitación para buscar ropa seca y tomar una ducha rápida, su estómago gruñe recordándole que no habían ingerido alimento desde hace varias horas, y viendo el reloj, parecía ser hora del almuerzo.

¡Moria de hambre!

─ ¿Woo? ─ escucha la voz de San, pero lo ignora. ─ ¿Te estas bañando? ¿Puedo entrar?

Wooyoung seguía sin responderle.

─ ¿Estás enojado? ─ el menor podía imaginarlo haciendo un puchero. ─ La próxima te dejare ganar ¿bien? Pero ya háblame.

Unos minutos después, siguió en silencio, y eso estaba por terminar con la paciencia del azabache.

─ ¡Jung Wooyoung! ─ entra al baño y lo único que puede ver es el reflejo del menor a través de la puerta que separada la ducha ─ Maldito pelirrojo.

La risa de Wooyoung lo ofende.

─ ¿Te estas riendo de mí?

─ ¿De quién más sino? ─ la risa se corta abruptamente cuando San ingresa junto a él completamente desnudo.

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