CAPÍTULO |19|

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─ ¿Y esto? ─ pregunta Mingi mientras toma entre sus manos la figurita de madera que Wooyoung había puesto sobre su escritorio

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─ ¿Y esto? ─ pregunta Mingi mientras toma entre sus manos la figurita de madera que Wooyoung había puesto sobre su escritorio. ─ Es un pajarito.

Wooyoung asiente sin apartar la vista de su ventana. Amaba esa habitación, la vista que le proporcionaban eran sublimes...irreales. El bonito atardecer lograba dejarlo embobado.

─ Te lo envió San por lo que veo.

─ ¿Cómo lo sabes?

Mingi deja la bonita escultura y se deja caer sobre la cama del menor soltando un suspiro de alivio.

─ Yunho me dijo que ese era uno de sus hobbies favoritos.

Wooyoung desvía su vista hacia su amigo con curiosidad.

─ ¿Era?

─ Lleva años sin tocar la madera para hacer eso que tanto le gusta. Su pasado no es...tan bonito. ─ se incorpora para mirarlo. ─ Y para dejar todo atrás, tuvo que dejar ciertas cosas también. Necesitaba centrarse en otras cosas, así que, eso. ─ señala al pajarito. ─ quedo atrás también.

─ Cuando papá llego para la cena lo trajo consigo. ─ le dice en un susurro bajo. ─ Venía en una cajita de madera también. Y tiene mi nombre.

─ Wooyoung...

─ Lo extraño mucho. ─ solloza bajito. ─ No compartimos mucho, pero, mis emociones se sintieron muy fuertes cuando me alejé de él. Quiero ir y abrazarlo, pedirle que no me suelte, pero no puedo, siento que estaría solo yo luchando contra lo que sea que lo tenga de ese humor.

─ Él te buscará. ─ lo abraza, acariciando con suavidad los mechones rojos del menor. ─ Esta sanando, una parte de él necesita hacerlo solo.

Wooyoung asiente despacito.

─ En unos días regreso con mamá.

─ ¿Tan rápido?

─ Tiene problemas en su tienda, necesita mi ayuda. ─ responde mientras se aleja y limpia las lágrimas que manchan su rostro. ─ Igual mis vacaciones terminas en dos semanas, no es como si fuera demasiado tiempo.

Mingi lo observa un momento antes de preguntar.

─ ¿Seguro que es por eso?

─ ¿Por qué otra cosa sería?

─ San...

─ Eso no tiene nada que ver, si por mi fuera me quedaría a esperarlo hasta que se sienta seguro y quiera hablar conmigo.

─ Bien, bien, quería salir de la duda.

─ Dudas estúpidas que tienes. ─ rueda los ojos y ríe cuando su amigo lo golpea con una de sus almohadas.

─ Estúpido tu culo pequeño del demonio.

Se golpearon por un rato más hasta que terminaron cansados sobre la cama, era viernes, así que era posible que en un momento el mayor tuviera que irse.

SWEET SUMMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora