Emilio Osorio es hijo de un multimillonario, su vida era despreocupada hasta que un suceso cambia todo su destino y comienza a vivir una vida un tanto peligrosa.
Joaquín Bondoni, una persona inocente que no sabe que su vida oued3 dar un giro de 180...
Las cosas estaban mal, de eso no había duda, su mente divagaba, sólo podía sentir cómo el auto avanzaba y dejaba detrás de ellos el club. Algo en su pecho lo estaba matando lentamente, era cómo si estuviera preocupado por alguien importante para él, pero no, no era así, nadie de los que estaban en ese lugar eran importantes para él.
- Todo estará bien Joaquín, Emilio sabe lo que hace - dijo el rubio rompiendo el silencio tenso que se había formado desde que salieron del estacionamiento. Quitó su mirada de la carretera unos segundos para ver a Joaquín que no tenía expresión en el rostro.
- Emilio nunca sabe lo que hace, es muy impulsivo y eso siempre le traerá problemas - respondió el castaño negando con la cabeza sin despegar la vista del frente.
- Veo que ya lo empiezas a conocer, por eso te preocupa tanto lo que le pueda pasar - soltó Nikolás con una sonrisa ladina mientras seguía manejando. Sabía que entre Emilio y Joaquín había mucho por pasar, pero estaba consciente que si uno de los políticos que estaban en ese lugar muere, todos tendrán serios problemas.
- No me preocupa lo que pueda pasarle a Emilio, me preocupa lo que pasará conmigo si algo sale mal - Joaquín estaba seguro que Nikolás estaría muy feliz si algo pasara entre Emilio y él, pero lamentablemente no será así... ó eso pensaba el ojimiel.
- Tranquilo Joaquín, si Emilio muere tú eres libre y podrás regresar a Toluca a seguir con tu vida, es eso lo que más quieres ¿no? - expuso Nikolás arqueando una ceja al conectar con la mirada de Joaquín por unos segundos.
Libertad...si le hubieran dicho eso hace 1 semana gritaría de alegría, pero por alguna razón no se sentía feliz por pensar que había una posibilidad de regresar a Toluca, y sabía que la única razón por la que podría ser libre es por la muerte de Emilio.
Emilio no podía morir, no sabía porqué le importaba si Emilio moría, pero algo dentro de él se trataba de convencer que Emilio debe vivir.
El auto se detuvo en un muelle, el ojiverde apagó las luces, colocó el seguro, sacó un arma de la parte de atrás de su asiento y suspiró.
- ¿Qué pasa?¿Porqué nos detenemos? - preguntó el castaño viendo a Nikolás ver directamente al espejo retrovisor, en el poco tiempo que Joaquín a estado con Nikolás, nunca lo ha visto cargar un arma y obviamente verlo un poco nervioso lo asustaba.
- No pasa nada Joaquín tranquilo - dijo el rubio sin despegar la vista del retrovisor, Nikolás estaba muy nervioso, pero demostrarlo haría que Joaquín comenzara a perder la paciencia.
- Odio que me mientan y no me digan las cosas cómo son, así que te pido amablemente que me digas que pasa - Joaquín podía asegurar que nada estaba bien y no poder confirmar nada lo estaba matando.
- Ok, pero necesito que guardes la calma - despegó su vista del espejo y vió a Joaquín, éste asintió ante la pregunta, - Si la persona que más Amo en ésta vida no aparece en 10 minutos por esa calle en una camioneta junto a Emilio y a Albert, tendremos que bajarnos e irnos en ese yate a la CDMX a avisar que la Guerra comenzó, ¿contento?...Si Emilio se entera que te dije me mata - Joaquín no dijo nada, todo era mucho para procesar, sólo quedaban 10 minutos para que ellos aparecieran y si no lo hacían algo muy grande pasaría y cosas cómo una guerra son difíciles de detener.
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