16

377 27 1
                                    


Había extrañado lo posesivo que era Emilio cuándo hacían el amor, extrañaba sentir el ligero dolor de sus mordidas y sus dedos marcados por todo su cuerpo. El oji-café gemía ronco en su oído, lo penetraba con rudeza, pero sin llegar a dañar a su bonito.

Joaquín lo montó en la bañera, nunca estaba satisfecho de Emilio, quería más, necesitaba más. Los húmedos besos callaban los gemidos de ambos, el ojimiel se movía en círculos haciendo que el agua tibia se desbordara de la bañera, Emilio tenía una obsesión con sus clavículas y a Joaquín le encantaba.

Le encanta ser lo único que Emilio quiere, le fascina ser la prioridad del mayor, está seguro que todos piensan que es egocentrismo y claro que lo es, pero a Joaquín no le importa nada más que ser todo lo que a Emilio le importa, le encanta tener su atención, sus besos, sus abrazos, sus risas, sus pucheros que hacen que su corazón se derrita, pero sobre todo le encanta tener su amor incondicional.

Tembló cuándo el orgasmo se adueñó de su cuerpo corriéndose sin ni siquiera tocarse, Emilio gruñó y calló sus gemidos haciéndole un chupetón en el cuello a Joaquín antes de correrse dentro del menor.

- Cada vez es mejor - susurró rodeando el cuello de Emilio con sus brazos acurrucándose en el hombro de éste.

- Me encanta cada centímetro de tu piel, tus labios son mi delirio y tus caderas son mi total perdición - murmuró acariciando las espalda de su bonito con la yema de sus dedos cuándo pudo recuperar su respiración.

- Emilio Osorio también eres mi perdición.







¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.






2 semanas después

Salió de la ducha y se arregló, se puso unos jeans negros ajustados y una camiseta blanca, le gustaba estar cómodo en la casa mientras esperaba a Emilio para comer, había preparado la comida favorita del rizado y compró una caja de donas para el postre. Comenzó a bajar los escalones y un mareo lo atacó nublándole la vista por completo, se sintió débil, trató de agarrarse de algún lado, pero sólo se dejó caer, cerró los ojos por instinto y sólo esperaba el golpe de los escalones sobre él.

Se recuperó cuándo sintió unos brazos ya conocidos rodearlo antes de caer, el oji-café alcanzó a tomarlo antes y ahora lo sostenía tratando de pararlo, pero Joaquín estaba demasiado débil y sólo podía verlo sin fuerzas en sus músculos.

- Hey Amor ¿estás bien? - preguntó el mayor cargando a Joaquín hasta depositarlo en el sillón sentándose junto a él y tomando entre sus manos el rostro de su bonito, Joaquín se veía un poco pálido, pero comenzaba a recuperarse del mareo.

- Si cariño sólo me mareé - susurró el ojimiel antes de acariciar las manos de Emilio.

- Hasta aquí llegó ésto, ven, vamos al doctor, es la milésima vez que te mareas en la semana - dijo poniéndose de pié esperando a que Joaquín lo hiciera.

365 Days // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora