Emilio Osorio es hijo de un multimillonario, su vida era despreocupada hasta que un suceso cambia todo su destino y comienza a vivir una vida un tanto peligrosa.
Joaquín Bondoni, una persona inocente que no sabe que su vida oued3 dar un giro de 180...
- Déjame dormir Lewis - se quejó el castaño tratando de ocultar una sonrisa al sentir los besos cosquillosos de Emilio en su vientre.
- Dijiste que te despertara y ya tenemos la reservación en el Restaurante - respondió antes de besar los párpados de Joaquín.
El menor abrió los ojos y sonrió al ver el rostro de su prometido. Amaba despertar y que lo primero que viera es a ese hombre que tan feliz lo ha hecho hasta ahora.
- Necesito un baño urgentemente - bromeó el ojimiel besando la mejilla del rizado antes de ponerse de pié y caminar hacía el baño.
- Nos podemos bañar juntos, digo, para ahorrar agua.
- Sólo si prometes que no terminaremos follando.
— Prometido.
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— ¿Todo bien señores? — preguntó el camarero al rellenar la copa de Emilio.
— Sí, no se preocupe — respondió éste asintiendo al chico antes de que se marchara.
Joaquín sonrió al sentir el par de ojos cafés sobre él.
— ¿Qué? — cuestionó el mayor al ver el sonrojo en las mejillas de su bonito.
— Me sigues poniendo nervioso cuándo me ves así.
Los hoyuelos de Emilio aparecieron y Joaquín sabía lo egocéntrico que era el oji-café.
— Cuándo terminemos de cenar podemos ir a ver la Torre Eiffel, me gusta cómo se vé de noche.
— ¿Haz estado muchas veces aquí en París? — preguntó tomando un poco de su copa con Agua.
— Sí, vine varias veces con mi Papá y después venía con Albert a vacacionar — respondió riendo al acordarse de las locuras del ojiceleste.
No quería preguntar, pero su boca lo soltó antes de que se diera cuenta.
— Y en plan, pareja, ¿Trajiste a algún novio? — susurró observando su pasta para no caer en la mirada de Emilio.
El mayor captó el nerviosismo de su bonito y sonrió un poco antes de carraspear, era consciente que Joaquín siempre ha tenido cierta intriga con sus relaciones pasadas.
— No, vine con Seidy una vez, pero no cuenta porque ella y yo nunca fuimos nada formal.
El par de ojos mieles conectó con los cafés de Emilio y algo en su estómago se revolvió al recordar la última vez que vió con vida a la chica.
Seidy había sido parte importante en su pasado y eso nunca cambiaría, tal vez tiene algo que agradecer por más estúpido que suene, gracias a ella se pudo dar cuenta de la verdad en las palabras de Emilio cuándo dijo que los protegería ante todo y ante todos.
