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Desabrochó su camisa botón por botón, el agua se veía cristalina y el atardecer alumbraba su rostro, el sol se escondía lentamente y el ambiente era estable, no había frío ni calor. Desabrochó su pantalón y lo deslizó por sus piernas, cuándo se lo sacó por completo lo dejó sobre el camastro junto a su camisa.

Se paró a la orilla de la alberca y se dejó caer a ésta, el agua estaba tibia y sus músculos se relajaron al tener contacto con el agua, en su mente sólo se repetían las palabras de Joaquín, su corazón se estrujaba cuándo se acordaba que su bonito había desconfiado de él y no le había creído cuándo le dijo que no pasó nada entre Roy y él.

Roy... La relación de Emilio y el chico fué un poco extraña, la primera vez que follaron el rizado se alejó un tiempo de él porque no sabía lo que sentía, después se volvieron a encontrar y follaron otra vez, el de ojos marrones habló con el mayor y lo ayudó a definirse sexualmente, le abrió los ojos cuándo le dijo que realmente a él no le atraía nada de Seidy, lo ayudó para que se alejara de ella y siguieron acostándose muchas veces más.

Cuándo Juan murió Roy lo visitaba todos los días, era claro que él sentía algo por Emilio, pero nunca se lo dijo abiertamente, hubieron veces en las que no follaban y sólo se acostaban abrazados mientras Emilio lloraba por su padre, lo acompañó a todas las fiestas, se drogó y tomó junto a él sin despegarse en ningún momento hasta que dejó de llamarlo y de responderle los mensajes.

El chico sabía perfectamente lo de Joaquín, el oji-café le habló siempre de él y una parte del corazón de Roy quería que Emilio fuera feliz aunque no sea con él.

Salió a la superficie con los ojos cerrados y suspiró, su pecho dolía y ya había confirmado que cuándo se trataba de Joaquín su pecho comenzaba a doler. Abrió sus ojos y tragó saliva audiblemente, su bonito estaba parado en la orilla de la alberca frente a él, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.

- Tardaste mucho bajo el agua y me preocupé - susurró el menor viéndolo a los ojos.

- No pasa nada...- dijo Emilio agachando la vista, ver a su bonito llorar lo aniquilaba lentamente y no podía seguir viéndolo así.

- Emiiii... no podemos seguir así, no has comido desde la mañana y ya es de noche, hablemos por favor, no quiero que estemos peleados.

El rizado no contestó, toda la tarde se la pasó golpeando un saco de boxeo para descargar su dolor, nadie lo había molestado y Albert, Alejandra y Niurka habían decidido no meterse y dejar que ellos solucionen sus problemas.

- Amor yo sé que no estuvo bien lo que hice, no debí desconfiar de tí, pero me es inevitable estar tranquilo cuándo la persona que amo está con un chico con el que se acostó mas de 1 vez dentro de un cuarto sólos - volvió a hablar el ex-castaño con nuevas lágrimas saliendo de sus ojos.

- Y te dije que no pasó nada, pero decidiste no creerme. Joaquín veo por tí, escucho por tí, vivo por tí y por nuestro bebé, confío plenamente en tí con los ojos cerrados. Te Amo más que a mi vida y tú no puedes sólo confiar en mí - exclamó el oji-café alzando la vista hacía su bonito.

- Lo hago cielo, confío en tí, pero no en él, sé lo que viviste con Roy, pero eso ya no me importa, quiero estar contigo, quiero que estemos juntos para ver crecer a nuestro hijo. Te Amo mucho amor y confío en tí, perdóname - dijo el menor sentándose en la orilla de la alberca mojando hasta la mitad de sus piernas aún con pantalón y zapatos puestos.

- No quiero que desconfíes de mí Joaco, yo nunca te traicionaría, eres el amor de mi vida - murmuró el oji-café acercándose al ojimiel y colocando su frente contra la rodilla de éste, suspiró y dejó un beso en la pierna de su bonito.

365 Days // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora