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Su primer objetivo fué levantarse e ir a la cocina por el desayuno para él y su bonito, pero después de abrir los ojos y fijar la mirada en lo que ocurría frente a la cama, cualquier cosa que haya pensado antes no importaba ahora.

Cabello castaño un poco alborotado, mejillas rosas, de un color natural, una camiseta blanca de Emilio que le quedaba hasta los muslos, y unos cortos shorts para dormir celeste.

Así se veía Joaquín mientras caminaba por los alrededores de la cama con Alana entre sus brazos.

A decir verdad, Emilio aún no se acostumbra a su nueva vida, él pensaba que estaba preparado, pero cada detalle le sorprendía más y más.

Había pasado ya el primer mes, la llegada de Alana a la casa fué caótica, todos querían abrazarla y hacerla reír, ó comprarle todo lo que sus balbuceos pensaban que decían.

Cómo la vez que Albert regresó a la casa con un peluche de oso gigante, todos le preguntaron a que se debía, y él simplemente respondió, que la pequeña mariposa se lo había balbuceado.

No pudieron enojarse con él, así que sólo se rieron a carcajadas.

"Sólo es parte de ser el mejor tío" - dijo.

Eduardo y Nikolás dejaron de reír al instante y procedieron a planear su próxima jugada.

Por el lado de Joaquín, todo era un cóctel de emociones, felicidad, cansancio, nostalgia, un poco de excitación también, pero sobre todo Amor.

Amaba cada detalle, cada día era el más feliz de su vida, esperaba todas las mañanas a que su pequeña despertara, y así poder bajar a desayunar con la familia, mientras que todos mimaban a Alana y le daban la oportunidad de ducharse con calma ó desayunar tranquilo.

Y no es que se quejara, pero todo lo que se dice de la maternidad, es real, complicada, pero cuándo en realidad la deseas, cada acción, cada día, es el motivo que te hace recordar, lo mucho que querías que ese momento llegara.

La pequeña Soleil era la acreedora de toda la atención en la casa, pues tenía a Alejandra y a Niurka junto a ella esperando por alguna sonrisa, uno que otro balbuceo, e incluso estaban ahí cuándo lloraba.

Los ojos azules de la señora Osorio se llenaban de lágrimas gruesas de nostalgia cuándo entraba al despacho de su hijo y lo encontraba con la pequeña recostada sobre su pecho, mientras que él sostenía la foto de Juan y ellos en una de sus manos.

Tal vez Alana no entendía nada de lo que su propio Padre decía o trataba de explicarle, pero cuándo estaban así, ponía todo su atención en él y sus movimientos, se quedaba tranquila acurrucada en el pecho del rizado, mientras éste acariciaba su corto cabello y dejaba pequeños besos en su frente.

Y aunque la mayoría del tiempo estaba en los brazos de Joaquín, al llegar la noche y la hora de dormir, necesitaba de los brazos de Papá.

A veces, cuándo la bebé estaba inquieta y sin querer dormir, Emilio la rodeaba con su mantita y le daba un breve recorrido por toda la casa, al llegar al salón, la pequeña ya estaría dormitando.

Y mientras todo ésto pasaba, Joaquín se daba un baño relajante ó quizás sólo dormía un poco para recuperar todas las horas de sueño pérdidas.

Si su comunicación con Emilio, ya era fuerte, ahora lo era más, los dos estaban agradecidos de que sus familias estuvieran presentes y les hicieran todo un poco más fácil.

Pues cuándo Joaquín necesitaba dormir, ó ducharse, Emilio y los demás se encargaban de entretener a Alana.

Y cuándo la noche anterior, la bebé se rehusaba a salir de los brazos de su Padre, Joaquín y los demás dejaban al rizado recuperar energías.

365 Days // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora