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Su vida cambió tanto que incluso a él le sigue sorprendiendo.

Desde pequeño soñó con tener una familia, una casa grande para que sus hijos jugaran, un esposo, una vida plena.

Y sin saber cómo, lo tenía todo.

Las mariposas en su vientre revolotean desde hace 1 semana, mientras se baña, mientras le dá de comer a Alana ó está durmiendo.

Pero éstas se intensifican cuándo aquellos labios gruesos besan los suyos, robándole sonrisas y suspiros de Amor.

Ó simplemente están acurrucados en la cama, ó de pié, observando a Soleil en su cuna, durmiendo con sus mantitas oliendo a papi y papá.

Mientras hace el desayuno, no puede evitar sonreír, escucha pasos y siente unos brazos envolver su cuerpo.

Alejandra, Albert, Nikolás, Eduardo y Niurka decidieron robarse a Alana por todo el día, dejando a la pareja descansar, porque las últimas noches, la pequeña no podía dormir, y tenían que estar ahí con ella, los dos, porque si no estaba uno, lloraba.

"Buenos días" - susurró Emilio, dejando un beso en el cuello de su bonito.

"Buenos días, cielo" - saludó sacando el tocino del sartén.

"Siento que dormí todo un día" - dijo soltando al menor para dejarlo seguir.

Caminó hacía una de las sillas de la isla y se sentó, robando una uva de los platos de fruta que Joaquín preparaba.

"Sólo dormiste 2 horas más de las de siempre" - sonrió colocando 2 waffles en cada plato.

"Pero siento que dormí más, ¿Tú porqué te levantaste?" - preguntó frunciendo el ceño.

El ojimiel terminó de colocar el maple y se acercó a su prometido, éste lo tomó y en un movimiento rápido lo colocó sobre su regazo.

"Preparé la pañalera de Alana y se la entregué a tu Madre, dijeron que hoy se la llevarán con ellos y que nosotros podemos descansar" - explicó, sintiendo los labios en su cuello.

"¿Me estás escuchando?" - preguntó con una sonrisa, echando la cabeza hacía atrás para darle más acceso a Emilio.

"Mhm"

"¿Seguro?"

"Por supuesto" - susurró apretando el trasero de Joaquín, mientras que su boca se divertía con el cuello de su bonito.

"Emi, debemos desayunar" - jadeó enterrando sus dedos en el cabello rizado.

"No" - gruñó, ahora apropiándose de los labios del castaño.

Fué un beso hambriento, sus lenguas se buscaban la una con la otra, pidiendo más contacto, deseando más.

Los besos de Emilio bajaron a su barbilla, luego a su cuello, terminando en sus clavículas.

El menor jadeaba al sentir la fuerza con la que el mayor lo tomaba, sabía que tarde ó temprano pasaría, ninguno iba a resistir estar tanto tiempo sin contacto.

Una mano del oji-café apretó su pecho, y aunque no eran cómo los de una mujer, habían cambiado con el embarazo.

"Emilio" - gimió respirando agitadamente, algunas gotas de leche mojaron su top.

"Joaco" - le dijo, metiendo sus manos debajo de la camiseta del chico.

Asintió sin saber porqué, pero se dejó hacer, también lo necesitaba, era cómo un escape a otra realidad, a un recuerdo de aquella sensación.

365 Days // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora