IV

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No sé si soy una persona triste
con vocación alegre
o viceversa, o al revés.

Lo que si se es que siempre hay
algo de tristeza en mis momentos
más felices, al igual que
siempre hay un poco de alegría
en mis peores días.

~Mario Benedetti~

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-Ya vez, yo te decía que no comieras eso, pero no, el señorito tiene que hacer su santa voluntad-

Después de un año, la relación que tenía con Yuugo pasó para bien, ahora eramos como padre e hija, o algo así.

-Que no me pasa nada, niña- sus palabras se contradecían pues estaba hecho bolita en su cama sosteniéndose el estómago -Quítate- en un rápido movimiento salió disparado hacia los sanitarios

-Yo te decía que esa era la mala, que la del otro árbol eran las comestibles, pero no, nunca me escuchas-

No dijó nada, pues tenía asuntos más importantes con su intestino.

Después de media hora salió del baño, aún con retortijones

-Ya sabes que es- le extendí una taza

-Pero sabe horrible-

-A ver, ¿no qué muy macho alfa? Ahora tómatelo, todo-

Sin más remedio, hizo lo que le ordené. En su cara se veía que el menjurje sabía a los mil demonios

-Ya vez, por no escucharme eso es lo que te pasa-

-Ya, pero esa fruta sabía deliciosa, no como esta cosa- dijo mientras apenas sostenía la taza vacía con dos dedos

-Da gracias que ese remedio tiene efecto inmediato, si no estarías como un bebé llorón hecho bolita en tu cama-

-Claro que no-

-Ah ajá, si lo que tú digas, payaso-

-No me digas así señorita-

-Pues para la próxima escúchame a mi y no a tu barriga-

Me fuí sin decir nada, pero realmente estaba furiosa, no era la primera vez, pero me daba cólera que nunca me escuchara.

Uno pensaría que por ser el más experimentado en ese mundo sabría muy bien que cosas se podían comer, y que otras no; pero no, todo al revés. La mayoría de las discusiones entre nosotros eran por el mismo motivo, el estómago glotón de papá que a cada rato enfermaba.

-Ya niña, no es para tanto- habló entrando al cuarto de archivos

-"No es para tanto"- repetí de forma chillona -No me molesta cuidarte, me molesta que cuando lo hago, me tomes por loca- caminé hacia el con un cuaderno en manos

-Es que exageras-

-Tks, ten- le entregué bruscamente la libreta -Necesito un rato a solas-

Volví a dejar solo a Yuugo, ojalá que con ese regalo por fin me haga caso.

Agapē (Oliver y Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora